lunes, 7 de febrero de 2011

EDUCACION TECNICA: Lo que hay que saber (2º Parte)

NOTAS SOBRE LOS PROPÓSITOS FORMATIVOS, CONTENIDOS DE ENSEÑANZA, Y ESPACIOS DE APRENDIZAJE EN LA MODALIDAD TÉCNICO PROFESIONAL.
Extraido de INET

Presentación

Las escuelas técnicas se distinguen de otras ofertas de educación secundaria por el tipo de formación que ofrecen a sus alumnos, y por el otorgamiento de un Título que habilita para el desempeño profesional. Comparten con otras ofertas de nivel secundario los propósitos básicos de la escuela media: preparar para la continuación de estudios superiores, para el ejercicio pleno de la ciudadanía, y para la inclusión de los jóvenes en el mundo del trabajo.

El tipo de conocimientos y saberes que circulan por las escuelas, el otorgamiento de un título técnico profesional, el lugar central de actividades de tipo teórico-práctico, la presencia de talleres, de laboratorios y otros espacios formativos, de maquinarias y herramientas de trabajo, la vinculación con empresas o sectores del entorno productivo, la realización de productos y/o la oferta de servicios, la jornada extendida, entre otras características confieren a estas escuelas propiedades que las diferencian de otras ofertas de nivel secundario. Los ritmos, los espacios de enseñanza, las modalidades de interacción entre docentes y alumnos, el clima de trabajo, el sentido de la tarea adquieren rasgos propios que hacen que la experiencia de docentes y alumnos en estas escuelas, no sea equiparable a lo que sucede en otros establecimientos de educación secundaria.

Se recorren en este trabajo algunos de los rasgos de la modalidad; centrándose en aspectos peculiares de la oferta formativa: sus propósitos, la organización institucional y curricular, el tipo de saberes y conocimientos que son objeto de enseñanza, y las características de espacios de enseñanza como el taller, el laboratorio, y los entornos didáctico productivos.

Se optó por una presentación en la que se intercalan textos normativos de reciente sanción que regulan, ordenan y sistematizan distintos componentes y dimensiones de la ETP, con diferentes aportes teóricos que permiten ampliar y profundizar la comprensión de la modalidad.

Los textos normativos sobre los cuales se trabaja son:

- La Ley Nº 26.058. Ley de Educación Técnico Profesional.
- Res. Nº 261/06 CFE y ANEXO : “Proceso de homologación y marcos de referencia de títulos y certificaciones de educación técnico profesional”.
- Res. Nº 47/08 CFE: “Lineamientos y criterios para la organización institucional y curricular de la educación técnico profesional correspondiente a la educación secundaria y la educación superior.”

El presente material es de carácter introductorio, y tiene por objeto presentar una primera caracterización de la modalidad a docentes que no han tenido mayor relación con la misma.

Los propósitos formativos de la modalidad

La Ley de Educación Técnico Profesional en su artículo 4 define los propósitos formativos de la ETP de la siguiente manera:

“promueve en las personas el aprendizaje de capacidades, conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes relacionadas con desempeños profesionales y criterios de profesionalidad propios del contexto socio-productivo, que permitan conocer la realidad a partir de la reflexión sistemática sobre la práctica y la aplicación sistematizada de la teoría “

Las características particulares de la escuela técnica devienen del propósito que sostienen de manera exclusiva: preparar para el desempeño laboral de tipo técnico profesional.

Según se establece en Ley Nº 26.058 son sus propósitos específicos:

“ARTÍCULO 7º — La Educación Técnico Profesional en el nivel medio y superior no universitario tiene como propósitos específicos:

a) Formar técnicos medios y técnicos superiores en áreas ocupacionales específicas, cuya complejidad requiera la disposición de competencias profesionales que se desarrollan a través de procesos sistemáticos y prolongados de formación para generar en las personas capacidades profesionales que son la base de esas competencias.
b) Contribuir al desarrollo integral de los alumnos y las alumnas, y a proporcionarles condiciones para el crecimiento personal, laboral y comunitario, en el marco de una educación técnico profesional continua y permanente.
c) Desarrollar procesos sistemáticos de formación que articulen el estudio y el trabajo, la investigación y la producción, la complementación teórico- práctico en la formación, la formación ciudadana, la humanística general y la relacionada con campos profesionales específicos.
d) Desarrollar trayectorias de profesionalización que garanticen a los alumnos y alumnas el acceso a una base de capacidades profesionales y saberes que les permita su inserción en el mundo del trabajo, así como continuar aprendiendo durante toda su vida”

La Res.Nº 47/08 CFE amplía y le otorga mayor especificidad a dichos propósitos, caracterizando el tipo de formación pretendida. En la misma se señala que:
“ La educación técnico profesional propicia trayectorias formativas que:
- garanticen una formación integral pertinente a los niveles de la educación secundaria y la educación superior, a la par del desarrollo de capacidades profesionales propias de cada nivel;
- integren y articulen teoría y práctica y posibiliten la transferencia de lo aprendido a diferentes contextos y situaciones en correspondencia con los diversos sectores de la actividad socioproductiva;
- contemplen la definición de espacios curriculares claramente definidos que aborden problemas propios del campo profesional específico en que se esté formando, dando unidad y significado a los contenidos y actividades con un enfoque pluridisciplinario, y que garanticen una lógica de progresión que organice los procesos de enseñanza y de aprendizaje en un orden de complejidad creciente;
- presenten una organización curricular adecuada a cada formación, a la vez que prevea explícitamente los espacios de integración y de prácticas profesionalizantes que consoliden la propuesta y eviten la fragmentación; - se desarrollen en instituciones que propicien un acercamiento a situaciones propias de los campos profesionales específicos para los que se esté formando, con condiciones institucionales adecuadas para la implementación de la oferta, en el marco de los procesos de mejora continua establecidos por la Ley de Educación Técnico Profesional”.
Interesa detenerse en la idea de formación integral que plantea la Ley de ETP y que recupera la Res. Nº 47/08 CFE, en tanto resulta central tanto para circunscribir y delinear con claridad los propósitos y alcances de la formación en la modalidad, como para comprender los lineamientos de organización curricular e institucional planteados.

Es posible atribuir distintos sentidos al concepto de formación integral (Gonzáles Casas, 2006). Puede referir a la articulación y/o integración de:

- las múltiples facetas o dimensiones de los alumnos como personas que se ven afectadas o involucradas por el proceso educativo: afectiva, intelectual, social, etc.
- diversidad de puntos de vista, disciplinas o perspectivas que integran el objeto de estudio o aportan diferentes miradas sobre el mismo.
- Aspectos o dimensiones teóricas y prácticas que son necesarias para responder a múltiples problemas.
- entre conocimientos provenientes de distintos ámbitos: académicos y del mundo del trabajo.

En el marco de la educación técnica profesional de nivel medio adquieren especial relevancia los grados de integración/ oposición entre conocimientos académicos y laborales, con los diversos sentidos que se asocian a esta dualidad básica: lo útil/ lo inútil; lo teórico/ lo práctico; el conocimiento desinteresado al servicio del crecimiento personal; el conocimiento ligado a la resolución de problemas concretos y contextualizados; lo intelectual y lo manual; lo académico y lo productivo; lo científico y lo tecnológico.

La modalidad y grado de integración entre lo académico y lo laboral, puede observarse en diferentes niveles de la oferta formativa. En un primer nivel cómo se estructura la oferta de nivel secundario indica la opción por grados y formas de articulación posibles. Tal como señala Raffe (2004) una pregunta clave para los responsables de las políticas educativas es responder cómo debe relacionarse la educación técnica con la educación académica. Estudios y relevamientos de los últimos años en Europa y en América (Fennegan, 2006; Raffe, 2004) coinciden en señalar la tendencia generalizada a unificar la oferta y aumentar su polivalencia a través de distintos mecanismos: adicionar/ integrar componentes curriculares; unificar y vincular las orientaciones para reducir sus diferencias, favorecer mecanismos de pasaje entre orientaciones, o el sistema conocido como de doble vía que es el que impera en la Argentina para los técnicos de nivel medio. Este sistema permite a los egresados acceder tanto al mercado laboral como a la educación superior. Según señala Fennegan (2006) en los últimos años se registra una revalorización del modelo de doble vía, tradicional en nuestro país desde sus orígenes.
En segundo lugar a nivel del diseño curricular pueden contemplarse en mayor o menor medida, espacios y/o modalidades de integración entre conocimientos de tipo teórico y práctico.

El documento “Lineamientos y criterios para la organización institucional y curricular de la educación técnico profesional correspondiente a la educación secundaria y la educación Superior” que obra como Anexo de la Res. CFE 47/08 caracteriza la necesaria articulación entre capacidades y conocimientos propios de los distintos campos; tanto para dar respuesta tanto a propósitos propedéuticos y de formación ciudadana propios de la educación secundaria, como también para garantizar una buena formación técnica:

25. Existe una relación sustantiva entre las capacidades a desarrollar desde la perspectiva de los diferentes campos formativos; la formación especializada y las prácticas profesionalizantes se desarrollan en consonancia y de forma articulada con la formación general y científico tecnológica, de modo de atender al principio de la formación integral, considerado como eje central de la propuesta formativa de la escuela técnica.

26. Esto es así porque la escuela técnica procura una sólida formación general a fin de garantizar no sólo los propósitos propedéuticos y de formación ciudadana pertinentes al nivel de la educación secundaria, sino porque sin ella no es posible la formación de un técnico. De esta manera las escuelas técnicas tienen la capacidad de emitir título técnico que acredita tanto la formación técnico profesional como el cumplimiento del nivel de educación secundaria; habilitar para la matriculación para el ejercicio profesional cuando así lo requieran leyes y reglamentos de las distintas jurisdicciones.

27. Las capacidades, definidas en la propuesta curricular, se alcanzan en distintos momentos y a través de diferentes y permanentes estrategias y actividades de interrelación y articulación entre los componentes que conforman la estructura curricular. De ahí la importancia y la necesidad de identificar claramente los espacios formativos relacionados con los distintos campos que conforman las estructuras curriculares que implemente la escuela técnica.

Por último, a nivel del desarrollo curricular, en el transcurso de la experiencia formativa real que tienen los alumnos puede analizarse si las actividades planteadas promueven o no la integración de conocimientos de distinto tipo. Ideas y prácticas habituales muy instaladas en las escuelas pueden interferir en las reales posibilidades de integración que se ofrecen a los alumnos: por ej. si se identifica el taller con el lugar exclusivo de la práctica, donde se prueba aquello que ya se vio en la teoría; o en si se considera que la práctica sólo debe presentarse con posterioridad a la teoría. Ambos casos muestran la intervención de supuestos y principios que conducen a una organización de actividades que no contribuye a una real integración entre aspectos prácticos y teóricos.

El respeto al principio de formación integral responde no sólo a las exigencias que se derivan del carácter propedéutico y general de la formación, sino que resulta indispensable para atender a las demandas de la formación de técnicos.

Los contenidos de la enseñanza en la escuela técnica

A diferencia de lo que ocurre en otras ofertas de nivel medio secundario, en que predomina un aprendizaje conceptual, el núcleo central de los contenidos de los que un técnico debe apropiarse en el transcurso de su formación lo conforman capacidades complejas. Dichas capacidades se integran de conceptos, información, técnicas, métodos, valores, procedimientos, que le permiten actuar e interactuar en diversos contextos; y suponen tanto el dominio de conocimientos y habilidades técnicas propias de cada especialidad como el juicio para discernir y aplicar los recursos más convenientes en cada caso.

La modalidad no sólo habilita para la continuación de estudios superiores y/o la incorporación genérica al mundo del trabajo, sino que otorga un título que habilita para el desempeño de una especialidad técnica.
El documento. “Proceso de Homologación y Marcos de Referencia de títulos y certificaciones de Educación Técnico Profesional” que figura como ANEXO a la Res. CFCyE Nº 261/06 relaciona el otorgamiento de un título, con un proceso de homologación que contempla - entre otros elementos- la definición de un perfil profesional y la identificación de una serie de capacidades profesionales que los alumnos deben adquirir en el transcurso de su formación.

El citado documento define en los siguientes términos cómo se entiende el perfil profesional y las capacidades profesionales:

“El perfil profesional es la expresión ordenada y sistemática, verificable y comparable, de un conjunto de funciones, actividades y habilidades que un profesional puede desempeñar en el mundo del trabajo y la producción. Permite definir su profesionalidad al describir el conjunto de actividades que puede desarrollar, su campo de aplicación y sus requerimientos. El perfil profesional se refiere, pues, al conjunto de realizaciones profesionales que una persona puede demostrar en las diversas situaciones de trabajo propias de su área ocupacional, siendo una referencia fundamental, aunque no la única, para el proceso formativo. El perfil profesional también indica a los distintos actores del mundo del trabajo y la producción, cuáles son los desempeños competentes que se esperan de un determinado profesional, constituyendo un código de comunicación entre el sistema educativo y el productivo”

El mismo documento caracteriza las capacidades profesionales como:

Saberes complejos que posibilitan la articulación de conceptos, información, técnicas, métodos, valores para actuar e interactuar en situaciones determinadas en diversos contextos. Estos saberes complejos ponen en relación el pensar en una situación particular con el material relevante de la misma.

A los efectos de entender la relación que se establece entre las actividades, funciones, y habilidades definidas en el perfil; y las capacidades profesionales; puede afirmarse que muchas de las actividades, funciones y habilidades que integran el perfil profesional de las distintas especialidades constituyen capacidades complejas. Es por ello que interesa profundizar en las características de las capacidades profesionales complejas como objeto privilegiado de enseñanza en las escuelas técnicas.

Las capacidades complejas se caracterizan por:

• Movilizar e integrar competencias fundamentales en relación con problemas específicos del campo profesional. Tales como la capacidad de comunicarse, de razonar matemáticamente, de resolver problemas, de trabajar con otros, de trabajar con información, de gestionar recursos.
• Ser susceptibles a diversas contextualizaciones en función de las diferentes realidades sociales y productivas en las que se desarrollan los procesos de enseñanza y aprendizaje.
• Constituir resultados de aprendizaje que deben poder ser evaluados. Su formulación incluye la identificación de las evidencias que permiten al docente, al propio estudiante y –eventualmente– a un tercero, elaborar un juicio evaluativo fundado acerca de su adquisición. En el proceso de aprendizaje, el desarrollo de las capacidades profesionales requiere evidencias de distinta naturaleza que deben poder ser registradas para posibilitar el proceso de evaluación. Las formas de obtención de estas evidencias deben adecuarse a la naturaleza de las capacidades que se proponen alcanzar.
• Ser transferibles a contextos y problemas distintos de aquellos que se utilizan para su desarrollo. La formulación y –sobre todo– la adquisición de las mismas debe contemplar las condiciones de esta transferibilidad.

Entre los saberes que se movilizan en el desempeño de distintas capacidades
complejas se identifican:

– Conceptos y principios científico-técnicos. Por ejemplo, conocimiento de los distintos elementos que componen un sistema, sus principios de funcionamiento, etc. A este tipo de saberes se los llama declarativos, porque el sujeto que los posee es capaz de expresarlos verbalmente, en forma oral o escrita.
– Saberes técnicos (reglas de acción, normas, criterios, secuencia de acciones y operaciones). A este tipo de saberes se los llama procedimentales y se traducen en un hacer. Algunos de los procedimientos son técnicas muy normalizadas que deben seguirse estrictamente; otros, sólo marcan líneas de acción o principios generales de procedimiento.
– Saberes prácticos. Saberes de la experiencia, saberes procedimentales que no derivan de teorías (reglas de acción, precauciones, recorridos a seguir). Este tipo de saberes no siempre tiene fundamento explicito, se los utiliza tal como los transmite la cultura de cada oficio.

La organización curricular de la Educación Técnico Profesional de nivel secundario.

El trayecto formativo de la Educación Técnico Profesional se compone de cuatro campos curriculares.

La idea de campo curricular remite a un conjunto de materias y/o experiencias formativas vinculadas con un propósito formativo genérico. Los campos no se plantean como sectores aislados o sin vinculación entre sí; son pensados como regiones del mapa curricular que comparten propósitos generales, modalidades de construcción del conocimiento, relaciones con otras áreas.

La Ley 26.058 identifica cuatro campos formativos en la estructura curricular de la formación técnica de nivel secundario:

• Formación General
• Formación Científico Tecnológica.
• Formación Técnica Específica.
• Prácticas Profesionalizantes.


Los campos están estrechamente relacionados con el tipo de capacidades que la modalidad aspira a desarrollar en los alumnos, y con el tipo de conocimientos y experiencias formativas e integraciones que demandan su desarrollo.

Según se define en el art. 21 de la Ley de ETP y se caracteriza en el apartado 14.4 de la Res 261/06 CFE los campos que integran el trayecto formativo de las carreras de nivel medio técnico son:

d) El campo de la formación general es el que se requiere para participar activa, reflexiva y críticamente en los diversos ámbitos de la vida social, política, cultural y económica y para el desarrollo de una actitud ética respecto del continuo cambio tecnológico y social. Da cuenta de las áreas disciplinares que conforman la formación común exigida a todos los estudiantes del nivel medio, de carácter propedéutica.

e) El campo de la formación científico-tecnológica es el que identifica los conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes que otorgan particular sostén al campo profesional en cuestión. Comprende, integra y profundiza los contenidos disciplinares imprescindibles que están a la base de la práctica profesional del técnico, resguardan la perspectiva crítica y ética, e introducen a la comprensión de los aspectos específicos de la formación técnico profesional de que se trate.

f) El campo de formación técnica específica: es el que aborda los saberes propios de cada campo profesional, así como también la contextualización de los contenidos desarrollados en la formación científico-tecnológica, da cuenta de las áreas de formación específica ligada a la actividad de un técnico, necesaria para el desarrollo de su profesionalidad y actualización permanente. Comprende contenidos en función de capacidades que se ponen en juego en la dinámica profesional y que están ligadas a problemáticas del ejercicio profesional en contextos socio – productivos específicos. Así estos aspectos formativos posibilitan el desarrollo de saberes que integran tanto procesos cognitivos complejos como de habilidades y destrezas con criterios de responsabilidad social.


g) El campo de formación de la práctica profesionalizante: es el que posibilita la aplicación y el contraste de los saberes construidos en la formación de los campos antes descriptos. Señala las actividades o los espacios que garantizan la articulación entre la teoría y la práctica en los procesos formativos y el acercamiento de los estudiantes a situaciones reales de trabajo. La práctica profesionalizante constituye una actividad formativa a ser cumplida por todos los estudiantes, con supervisión docente, y la escuela debe garantizarla durante la trayectoria formativa. Dado que el objeto es familiarizar a los estudiantes con las prácticas y el ejercicio técnico-profesional vigentes, puede asumir diferentes formatos (como proyectos productivos, micro emprendimientos, actividades de apoyo demandadas por la comunidad, pasantías, alternancias, entre otros), llevarse a cabo en distintos entornos (como laboratorios, talleres, unidades productivas, entre otros) y organizarse a través de variado tipo de actividades (identificación y resolución de problemas técnicos, proyecto y diseño, actividades experimentales, práctica técnico-profesional supervisada, entre otros).


La relación entre campos y capacidades.

Los distintos campos curriculares se vinculan – aunque de manera no exclusiva ni rígida- con distintos propósitos formativos y el desarrollo de distintas capacidades y/o saberes. Si bien pueden identificarse énfasis y/o sesgos que vinculan el desarrollo de ciertas capacidades prioritariamente en ciertos campos, no puede establecerse una relación unívoca entre capacidades y campos.
Vale la pena insistir en la imposibilidad de homologar campos y capacidades por un doble motivo: si se entiende que las capacidades complejas requieren de la convergencia y movilización de distintos tipos de saberes para dar respuesta a diferentes problemas y situaciones, se hace evidente la imposibilidad de establecer correspondencias directas entre capacidades y campos; por el contrario es necesario enfatizar que la adquisición de capacidades se alcanza a través de distintas instancias y dimensiones del proceso de formación.
Por otra parte las demandas de una formación integral reconocido como principio rector de la modalidad, exigen de la integración de conocimientos y saberes de distintos campos para el desarrollo de capacidades profesionales.

En ese sentido pueden identificarse:

• Capacidades que se alcanzan en un espacio curricular determinado.
• Capacidades que se alcanzan en un conjunto de espacios curriculares afines
desde el punto de vista formativo.
• Capacidades que se alcanzan en cada ciclo de la Educación Técnica
• Capacidades que se alcanzan como resultado del proceso integral de la educación
técnico-profesional


Las capacidades complejas como contenido de la formación

El desempeño de capacidades complejas se distingue por la convergencia y movilización de múltiples conocimientos y saberes, se trata no sólo de tener los conocimientos y saberes necesarios sino de poder usarlos en diferentes situaciones. Esta capacidad es central en el desempeño técnico, y refiere a la posibilidad de identificar y reconocer qué conocimientos son útiles y/o pertinentes en distintos contextos.

Las ocupaciones técnicas exigen más que el dominio de conocimientos generales, capacidad de solucionar problemas y tomar decisiones.
El desempeño profesional exige conocimientos específicos y sistemáticos de las leyes que rigen los fenómenos mecánicos, electrónicos, entre otros que se corresponden con las diversas especialidades de la educación técnico profesional.
Exige asimismo la capacidad de organizar proyectos que integren diversas tecnologías; el técnico electrónico o el maestro mayor de obras tienen que aprender a integrar en un proyecto los recursos y conocimientos necesarios, desde el diseño hasta la ejecución, y tomar decisiones sobre ello. Éstas son las llamadas capacidades técnicas y profesionales.
Finalmente, el desempeño laboral en puestos concretos supone que estas competencias se apliquen en circunstancias reales en organizaciones productivas.

La identificación de distintos tipos de procedimientos orienta la modalidad que debe asumir la enseñanza de los mismos, Valls (1996) propone la siguiente clasificación:

- Según el número de componentes o pasos que intervienen. Mayor o menor complejidad.
- Según el grado de libertad a la hora de definir los pasos a seguir. Más o menos estandarizado.
- Según el tipo de metas que se persiguen: generales o específicas.
- Según las características de las reglas que sustenta el procedimiento: heurísticos y algorítmicos.

Por ejemplo, la distinción entre algoritmos y heurísticos apunta a diferenciar aquellos procedimientos que se basan en una secuencia de pasos claramente establecidos, de otros que no especifican clara y completamente como hay que actuar, y en consecuencia no garantizan la obtención del resultado. Las capacidades complejas se distinguen por su carácter heurístico; no se trata de una operación o procedimiento puntual que aplicado de la misma manera conduce al resultado esperado, pueden tener carácter genérico y requerir de la movilización de habilidades de distinto tipo: analogías, intuiciones, inducciones, deducciones, transferencias de conocimientos orientadas a la resolución de distintos problema. Debe permitir evaluar la manera adecuada y el momento oportuno de poner en práctica el bagaje de conocimientos y técnicas de las cuales dispone.

Puede advertirse que aunque el desempeño competente requiera -tal como se planteó- de la capacidad genérica de identificar o reconocer los conocimientos y habilidades necesarios para la resolución de cada situación; su efectiva resolución exige movilizar conocimientos, habilidades, destrezas tanto de carácter tanto general como específico. Así, en las capacidades convergen por tanto conocimientos puntuales y amplios que contribuyen a la resolución de problemas prácticos.

Los esquemas a partir de los cuales se construyen las capacidades

La idea de esquema propuesta originalmente por Piaget y Bartlett es rescatada por autores cognitivos a partir de mediados de los 70’ con el propósito de explicar el aprendizaje a partir de la movilización e integración de bloques de información característicos de distintas situaciones prototípicas ( por ej. el esquema del restaurant, o de la visita al dentista) .
En el marco de la teoría piagetiana, la noción de esquema expresa aquellos caracteres que permiten repetir la misma acción, aplicarla a nuevos contenidos, o en otros términos recuperar lo que hay de común en las diversas repeticiones o aplicaciones de la misma acción.

La idea de esquema se ha ampliado, hasta incluir redes organizadas de hechos, conceptos, generalizaciones, secuencias de acciones, modos de pensamiento, de percepción, de evaluación y de acción, que facilitan la puesta en práctica de saberes en una situación compleja. Los esquemas son estructuras de una operación o de una acción, se caracterizan por su versatilidad, no se aplican de manera mecánica; sino se adaptan para enfrentar variedad de situaciones. Son herramientas flexibles que se ajustan según la singularidad de cada situación. Así, el esquema elemental de “cómo usar herramientas de manera segura”, o “qué recaudos tomar para hacer correctamente mediciones” podrían transpolarse a distintos ámbitos o situaciones que lo requieran.

Los esquemas son los que permiten, ante una situación determinada, saber cómo y cuándo aplicar principios y reglas, decidir cuál es el saber pertinente, evaluar cuándo una regla es aplicable, con qué matices, con qué excepciones, sirven de base para: percibir e interpretar la situación, pensar, realizar inferencias, anticipaciones, analogías, generalizaciones, calculo de probabilidades, evaluar, diagnosticar a partir de un conjunto de indicios, investigar informaciones pertinentes, actuar, adoptar una decisión teniendo en cuenta el momento, el ambiente, la actividad, lo que puede ganar o perder al intervenir, improvisar, entre otras.

La enseñanza de capacidades complejas.

El ejercicio de capacidades complejas no es algo que pueda transmitirse de manera directa; no existe “un transplante de esquemas” que permita apropiarse de las capacidades a que dan origen. Las capacidades se desarrollan y se estabilizan con la práctica. Es a partir de la oportunidad frecuente de realizar prácticas diversas como se consolidan y se estructuran las diversas capacidades. Aunque las oportunidades de práctica son imprescindibles para el desarrollo de distintas capacidades técnicas, la experiencia por sí sola no alcanza.

Es necesario trabajar sobre la experiencia, recuperarla, pensar, reflexionar sobre lo que se ha hecho, proponer otras alternativas, tratar de comprender lo que se hace. La formación basada en la práctica reflexiva permite construir las capacidades a partir del análisis y la reflexión sobre la propia práctica en el marco de la teoría.
La ayuda del docente se orienta a favorecer el proceso de reflexión; la convergencia de saberes prácticos y de fundamentos teóricos que están en la base de las soluciones y de las decisiones. La capacidad de reflexionar sobre la práctica constituye una disposición sobre cómo aprender y hacer, que sí puede adquirirse y constituye un contenido central del aprendizaje en tanto permitirá revisar, analizar, evaluar, juzgar el propio desempeño y los conocimientos adquiridos con el objeto de mejora y actualización.

Recapitulando lo planteado hasta aquí puede puntualizarse que:

- Los esquemas se encuentran en la base del desarrollo de capacidades. Constituyen la parte común, transferible, generalizable de distintas capacidades.
- Las capacidades complejas se construyen en el transcurso de la práctica.
- Las capacidades pueden ser concientes o no concientes, y tienden a estabilizarse y automatizarse.
- Las capacidades complejas no se aplican de manera mecánica. Son estructuras de acción y operación que se movilizan frente a diferentes problemas en contextos y situaciones diversas.

En base a estas características es posible anticipar que en el diseño de situaciones de enseñanza que persigan el desarrollo de capacidades complejas es relevante considerar:

- Las capacidades no pueden trasmitirse ni traspasarse de forma directa. Su construcción requiere de oportunidades de práctica.
- La adquisición de capacidades implica no sólo disponer de distintos conocimientos y saberes, sino también de su movilización y articulación por lo que la construcción de las mismas requiere de oportunidades de práctica que exijan la movilización y articulación de saberes en diferentes contextos y situaciones.
- Multiplicidad de situaciones de práctica permitirán establecer analogías, comparaciones, inferencias, transferencias que enriquezcan los esquemas disponibles.
- Entre las situaciones de práctica deben incluirse no sólo las que efectivamente realiza el alumno, sino aquellas que le ofrecen oportunidades de ver y observar cómo trabaja un docente o par experimentado en dicha práctica. En este sentido constituyen situaciones de enseñanza privilegiadas aquellas que convocan a docentes con desempeño laboral en la misma área.
- La introducción de elementos nuevos o inéditos en distintas situaciones exige reflexionar sobre nuevas configuraciones y compensa la tendencia a la automatización.
- En la medida que las oportunidades de práctica incluyan la reflexión sobre las mismas, aumentarán las posibilidades de transferir, generalizar y recuperar aspectos pertinentes en distintas situaciones.
- En vistas a favorecer la construcción de capacidades más flexibles y versátiles, las oportunidades de práctica debieran demandar la movilización y articulación de conocimientos diversos: más y menos concientes; más puntuales y más amplios, referidos a distintos contextos.


La organización institucional como soporte de la organización curricular.

La relevancia que tienen en la experiencia formativa de los alumnos todos los componentes de la cultura escolar: la organización institucional, las modalidades de trabajo, las pautas de interacción, los sentidos y lógicas que atraviesan las escuelas fue señalado por diversos autores (por ej. Doyle, 1977, Jackson,1975). Desde posturas etnográficas se intenta profundizar sobre el sentido que adquiere la experiencia escolar para los distintos participantes. Se entiende que la cultura escolar se conforma de representaciones, expectativas, tradiciones, simbologías propias, roles, códigos de conducta, etc.

Los siguientes párrafos tomados de María Antonia Gallart (1985), describen aspectos del funcionamiento en escuelas de la modalidad técnico profesional en la década de los 60’ o 70’, de manera bastante generalizada que pueden seguir vigentes en alguna medida entre grupos de docentes

“En el ciclo básico se aprendían los contenidos humanísticos y científicos comunes con el bachillerato y el comercial, enseñanza llamada general, pero también se reforzaban aquellos aspectos de las ciencias básicas que serían necesarios para las especializaciones posteriores, se trataba del ciclo básico común de la educación media más un refuerzo tecnológico. Sus profesores solían ser los clásicos profesores de educación media. El taller, en cambio, estaba focalizado en un aprendizaje artesanal común a las distintas especialidades cuyo objetivo central era el desarrollo de la motricidad fina y el aprendizaje de la utilización de herramientas. Sus docentes estaban claramente diferenciados de los anteriores, eran técnicos en general sin estudios superiores, que solían tener alguna experiencia en oficios calificados, a veces provenientes de tiempos ya distantes. Se vestían distinto (con guardapolvos) que los docentes de teoría, tenían su propio ámbito (el taller) y lugares de encuentro. Pasaban largas horas en la escuela pues detentaban cargos de todo un turno (a veces varios) y no horas cátedra. Un tercer tipo de docente era el del profesor del ciclo superior, especializado en las asignaturas aplicadas del ciclo de especialización, solía ser un técnico, muchas veces con estudios superiores, a menudo un ingeniero o arquitecto, que dominaba los contenidos de la especialidad, y en no pocos casos tenía una experiencia externa como microempresario o profesional. Aunque algunas personas se desempeñaban en más de una de esas categorías, la interacción entre estos tres tipos de profesores solía ser insuficiente para implementar cambios endógenos e integrales en la formación” Gallart, (2006. pág 47)

Sobre la falta de integración entre los diversos espacios:

“Cada una de estas ‘islas’ reivindican polos diversos de la formación del técnico.
La educación general del ciclo básico trata de asemejarse lo más posible a un ciclo básico de escuela secundaria y pierde así, salvo en algunas escuelas, el sentido de formación científica problemática y de investigación, que tendría que fundamentar los conocimientos tecnológicos del ciclo superior. Esta fractura se prolonga entre materias técnicas y no técnicas del ciclo superior. El taller, en cambio, se vuelve el lugar de una enseñanza artesanal y ‘productiva’. (Gallart, 1985, pp138).

El análisis de prácticas escolares muestra la distancia entre lo que establecen los diseños curriculares y su desarrollo real; a la vez que promueve una comprensión más profunda de lo que realmente sucede en las escuelas: del currículo real. Las dificultades en la articulación de espacios de teoría y de práctica y entre espacios de formación general y específica, pueden rastrearse en la historia de la modalidad. Supone un tironeo entre distintas lógicas de formación, culturas profesionales, status, que intentan que prevalezcan los propósitos, espacios, tiempos, recursos de unos sobre otros. conduce a enfatizar aspectos parciales y a minimizar el carácter integral de la formación. Estos estudios permiten identificar dificultades frecuentes en la integración de los siguientes espacios y/o campos curriculares:


– Los espacios de taller y de teoría.
– El ciclo superior y el ciclo básico.
– La formación general y la especializada.

La siguiente imagen de las escuelas técnicas que presenta Ma Antonia Gallart (2006) sintetiza esta idea:

“…las tensiones estructurales de esa peculiar institución educativa siguen presentes, la escuela técnica es a la vez un taller-escuela, una escuela media general y un bachillerato tecnológico. Sus docentes participan de esa tensión, no es lo mismo la enseñanza artesanal de carpintería, hojalatería, etc., de los antiguos ciclos básicos, que instrumentar el aprendizaje del manejo de maquinarias de un tornero, que enseñar asignaturas o espacios científico-tecnológicos, o ser docente de Historia o Geografía” ( 2006,pàg 45.)

El documento "Lineamientos y criterios para la organización institucional y curricular de las escuelas técnicas” Anexo de la Res 47/08 del CFE presenta una serie de principios para la organización institucional y curricular que se orientan hacia el logro de una mayor articulación organizacional y curricular. Se les confiere un lugar privilegiado en la organización institucional a los siguientes elementos:

- La conformación de equipos directivos y docentes, integrados por diferentes perfiles
- El compromiso con el propósito central de promover aprendizajes significativos en los sectores profesionales correspondientes.
- El desarrollo de un proyecto institucional relevante para los participantes y que suponga vinculación con otras instituciones.
- Una gestión y dinámica de trabajo acorde con los distintos sectores profesionales y abierta a las innovaciones

Se transcriben a continuación los párrafos que abordan el tema:

12. “..., el compromiso central de las instituciones de ETP es favorecer la construcción de aprendizajes significativos en los sectores profesionales que se propone.

13. Esto supone:
- equipos directivos y docentes imbuidos en la cultura del trabajo conjunto y del aprendizaje continuo, capaces de gestionar la complejidad institucional;
- el desarrollo de un proyecto educativo institucional que sea relevante para el conjunto de la comunidad educativa con una fuerte vinculación con otras instituciones educativas a fin de integrar su oferta dentro de un sistema territorial;
- la elaboración y la implementación de un proyecto educativo institucional que, orientado por el principio de igualdad de oportunidades, establezca metas, objetivos y actividades con relación a: el acceso de los estudiantes a la institución, la progresión de sus aprendizajes y la permanencia en la misma hasta la finalización de sus estudios;
- formas de organización y estilos de gestión adecuados según el/los sector/es profesional/es que se abordan, en los términos definidos por las jurisdicciones educativas respectivas;
- una organización y una dinámica de trabajo abiertas a las innovaciones orientadas a garantizar la construcción de conocimientos significativos y la incorporación de las nuevas tendencias tecnológicas de los diferentes sectores sociales y productivos; y
- condiciones institucionales adecuadas, relativas a: bibliotecas, conectividad, condiciones edilicias, equipamiento, higiene y seguridad, así como estrategias para el óptimo aprovechamiento de la infraestructura y los recursos materiales, entre otras.

14. Con relación a lo anterior, la conformación y la integración de los equipos directivos-docentes de las instituciones de educación técnico profesional constituyen una dimensión clave, tanto en términos estratégicos como de condición de posibilidad.

15. El equipo pedagógico responsable de la formación de técnicos, en los niveles de educación secundaria y educación superior, debiera combinar diversos tipos de perfiles acordes a cada uno de los campos formativos, tales como: profesores, graduados universitarios y técnicos que posean las capacidades disciplinarias, tecnológicas y didácticas relativas a la formación que vayan a impartir, puedan asumir la responsabilidad de mantener el vínculo con los avances alcanzados por los diversos programas de investigación y desarrollo; así como aportar su experiencia en el mundo laboral real”.

La Res CFE 47/08 reconoce la articulación institucional como criterio principal de funcionamiento escolar:

“La articulación institucional remite a las estrategias de organización y desarrollo curricular que posibilitan la interacción tanto entre los distintos campos y ciclos formativos, como de los distintos propósitos de la educación técnica a fin de garantizar la formación integral de los alumnos”

El enunciado otorga un lugar central a los espacios que, a través de la gestión institucional pueden promover el trabajo conjunto entre distintos ciclos, campos, asignaturas para garantizar la formación integral de los alumnos.

La articulación entre teoría y práctica.

Tal como se plantea en la Res CFE 47/08 la integración entre la teoría y la práctica constituye un desafío clave para la educación técnico profesional:

10. La educación técnico profesional propicia trayectorias formativas que:
.....
- integren y articulen teoría y práctica y posibiliten la transferencia de lo aprendido a diferentes contextos y situaciones en correspondencia con los diversos sectores de la actividad socioproductiva;
- ........
- presenten una organización curricular adecuada a cada formación, a la vez que prevean explícitamente los espacios de integración y de prácticas profesionalizantes que consoliden la propuesta y eviten la fragmentación;
- se desarrollen en instituciones que propicien un acercamiento a situaciones propias de los campos profesionales específicos para los que se esté formando, con condiciones institucionales adecuadas para la implementación de la oferta, en el marco de los procesos de mejora continua establecidos por la Ley de Educación Técnico Profesional.

La exigencia de integración entre teoría y práctica en la modalidad técnico profesional, no constituye un plus o adicional que se agrega a la enseñanza. Por el contrario no hay posibilidad de aprendizaje de capacidades complejas sin oportunidad de integración entre teoría y práctica. Tal como ya se mencionó las capacidades complejas movilizan distintos tipos de saberes entre los que se encuentran tanto leyes, principio, explicaciones de carácter teórico, como conocimientos, datos, particularidades y elementos prácticos.
Por otro lado también es inherente al tipo de conocimientos que la modalidad promueve, la transferencia a distintos ámbitos y circunstancias. Dicha transferencia, supone tanto poder entender y resolver diferentes problemas prácticos a la luz de distintos elementos téoricos, como también la capacidad de recurrir a distintas experiencias prácticas para enriquecer y comprender los elementos teóricos que entran en juego en la resolución de diferentes problemas. Desde esta perspectiva podría pensarse que es primordialmente el tipo de contenidos que circulan en la modalidad lo que exigiría prever espacios sistemáticos de integración entre teoría y práctica si se trata de que los alumnos adquieran aprendizajes significativos y relevantes en las distintas especialidades. Este sentido es recuperado por la Res 47/ 09 CFE que expresa:

“Si bien a lo largo del proceso formativo de un técnico estas capacidades y contenidos se entrecruzan y articulan de distintas maneras, implican distintos grados de complejidad en cuanto a su tratamiento. Este tratamiento se distingue por la integración entre la teoría y la práctica, entre la acción y la reflexión, entre la experimentación y la construcción de los contenidos. Los espacios correspondientes a laboratorios, talleres y entornos productivos ofrecen la oportunidad para generar el entrecruzamiento entre lo teórico y lo empírico, brindando un sostén válido a los procesos de enseñanza y de aprendizaje. En este sentido el concepto de práctica en la ETP se enmarca en la convicción de que sólo cuando el estudiante logra conceptuar y reflexionar acerca de lo que hace desde una perspectiva ética y profesional, por qué y cómo lo hace, se puede hablar de un aprendizaje que se
muestra en un “hacer” comprensivo y significativo.”

Las prácticas en el transcurso de la formación

En relación con el desarrollo de las prácticas la mencionada resolución establece los tiempos previstos para su realización en los siguientes términos:

“ En términos de organización escolar, las escuelas técnicas se caracterizarán por adoptar un ciclo lectivo no inferior a 36 semanas . Una jornada escolar extendida que implica, en promedio y considerando todo el trayecto formativo, un mínimo de 30 horas reloj semanales y un máximo de 7 horas reloj diarias, de las cuales se deberá garantizar que al menos un tercio del total de las horas reloj semanales se dediquen al desarrollo de prácticas de distinta índole, incluyendo las actividades referidas a: manejo de útiles, herramientas, máquinas, equipos, instalaciones y procesos a realizarse en talleres, laboratorios y entornos productivos según corresponda a cada tecnicatura. Tales condiciones deberán cumplirse, principalmente, cuando las instituciones desarrollen trayectorias formativas que dispongan de marcos de referencia para los procesos de homologación aprobados por el Consejo Federal de Educación.”

Interesa recuperar especialmente los siguientes aspectos:

- Las prácticas deben estar presentes en todos los campos formativos que integran el trayecto curricular

- La idea de prácticas no se circunscribe a las denominadas “prácticas profesionalizantes”. Las prácticas pueden asumir diferentes formatos y desarrollarse en distintos ámbitos.

- Las prácticas deben tener carácter institucional, y ser objeto de planificación y supervisión por parte de los equipos docentes.

- El carácter obligatorio que asumen las prácticas profesionalizantes para todos los alumnos.

- El tiempo dedicado a las prácticas no puede ser menor a un tercio del tiempo semanal de escolaridad.


En relación con las modalidades y características de las prácticas se establece:

41. Las actividades formativas que configuran las prácticas son centrales en la formación de un técnico, por lo que su desarrollo debe estar presente en todos los campos de la trayectoria formativa de la ETP. No sólo están presentes en el campo de las Prácticas Profesionalizantes –de las que ya se ha dado cuenta- sino también en los otros campos formativos vinculándose con los propósitos de cada uno de ellos. Tal como se indica en el punto 32, la carga horaria total para estas prácticas corresponde al menos a la tercera parte de la carga horaria mínima prevista para toda la trayectoria formativa.

42. Estas prácticas pueden asumir diferentes tipos y formatos para su organización (estudio de casos, trabajo de campo, modelización, resolución de situaciones/problema, elaboración de hipótesis de trabajo, simulaciones, actividades experimentales, entre otros), llevarse a cabo en distintos entornos (como laboratorios, talleres, unidades productivas, entre otros); en todos los casos deberán expresar con claridad los objetivos que se persiguen con su realización en función de la naturaleza del campo formativo al que pertenecen. Estas prácticas tienen carácter institucional y son planificadas, programadas y supervisadas por los equipos docentes.


• Las prácticas profesionalizantes

Según lo establece en la Res. CFE 47/08 en relación a los propósitos y características de las prácticas profesionalizantes:

16. Se entiende por prácticas profesionalizantes aquellas estrategias y actividades formativas que, como parte de la propuesta curricular, tienen como propósito que los estudiantes consoliden, integren y/o amplíen las capacidades y saberes que se corresponden con el perfil profesional en el que se están formando. Son organizadas y coordinadas por la institución educativa, se desarrollan dentro o fuera de tal institución y están referenciadas en situaciones de trabajo.

.......

21. En síntesis, las prácticas profesionalizantes propician una aproximación progresiva al campo ocupacional hacia el cual se orienta la formación y favorecen la integración y consolidación de los saberes a los cuales se refiere ese campo ocupacional, poniendo a los estudiantes en contacto con diferentes situaciones y problemáticas que permitan tanto la identificación del objeto de la práctica profesional como la del conjunto de procesos técnicos, tecnológicos, científicos, culturales, sociales y jurídicos que se involucran en la diversidad de situaciones socioculturales y productivas que se relacionan con un posible desempeño profesional”.

El documento “Las Practicas Profesionalizantes” presentado durante el seminario nacional, precisa algunos aspectos sobre el desarrollo de las mismas que interesa contemplar:

Se entiende por Prácticas Profesionalizantes a:

“.... aquellas estrategias formativas integradas en la propuesta curricular, con el propósito de que los alumnos consoliden, integren y amplíen, las capacidades y saberes que se corresponden con el perfil profesional en el que se están formando, organizadas por la institución educativa y referenciadas en situaciones de trabajo y/o desarrolladas dentro o fuera de la escuela”.
Entre sus propósitos básicos se reconoce:
“ .... poner en práctica saberes profesionales significativos sobre procesos socio productivos de bienes y servicios, que tengan afinidad con el futuro entorno de trabajo en cuanto a su sustento científico-tecnológico y técnico”.
“... pretenden familiarizar e introducir a los estudiantes en los procesos y el ejercicio profesional vigentes para lo cual utilizan un variado tipo de estrategias didácticas ligadas a la dinámica profesional caracterizada por la incertidumbre, la singularidad y el conflicto de valores.
Serán organizadas, implementadas y evaluadas por la institución escolar y estarán bajo el control de la propia institución y de la respectiva autoridad jurisdiccional”.

En relación a su duración se establecen que no podrá ser inferior al diez por ciento (10%) del total de las horas reloj de la formación específica, o inferior a 200 horas reloj.
Los criterios a partir de los cuales se caracterizan a las prácticas profesionalizantes son:

• Estar planificadas desde la institución educativa, monitoreadas y evaluadas por un docente o equipo docente especialmente designado a tal fin, con participación activa de los estudiantes en su seguimiento.
• Estar integradas al proceso global de formación para no constituirse en un apéndice final adosado a la currícula.
• Desarrollar procesos de trabajo propios de la profesión y vinculados a fases, subprocesos o procesos productivos del área ocupacional del técnico.
• Poner en práctica las técnicas, normas, medios de producción del campo profesional.
• Identificar las relaciones funcionales y jerárquicas del campo profesional, cuando corresponda.
• Posibilitar la integración de capacidades profesionales significativas y facilitar desde la institución educativa su transferibilidad a la distintas situaciones y contextos.
• Poner en juego valores y actitudes propias del ejercicio profesional responsable.
• Ejercitar gradualmente los niveles de autonomía y criterios de responsabilidad propios del técnico.
• Poner en juego los desempeños relacionados con las habilitaciones profesionales.”


Por último se distinguen diferentes modalidades para su desarrollo:
• Pasantías en empresas, organismos estatales o privados o en organizaciones no gubernamentales.
• Proyectos productivos articulados entre la escuela y otras instituciones o entidades.
• Proyectos didácticos / productivos institucionales orientados a satisfacer demandas específicas de determinada producción de bienes o servicios, o destinados a satisfacer necesidades de la propia institución escolar.
• Emprendimientos a cargo de los alumnos.
• Organización y desarrollo de actividades y/o proyectos de apoyo en tareas técnico profesionales demandadas por la comunidad.
• Diseño de proyectos para responder a necesidades o problemáticas puntuales de la localidad o la región.
• Alternancia de los alumnos entre la institución educativa y ámbitos del entorno socio productivo local para el desarrollo de actividades productivas.
• Propuestas formativas organizadas a través de sistemas duales.
• Empresas simuladas.


Entornos formativos en las escuelas técnicas.

Los laboratorios, talleres y espacios didáctico productivos, constituyen entornos formativos propios de las escuelas técnicas, ofrecen la oportunidad para generar el entrecruzamiento entre lo teórico y lo empírico, brindando un sostén válido a los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Para la formación de técnicos que demuestren manejo de conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes en situaciones reales de trabajo, las instituciones tienen que contar con equipamiento o instalaciones -o garantizar el acceso a ellos- que permitan a los estudiantes realizar efectivamente las prácticas y proyectos a que les permitan desarrollan las capacidades que son objetivo de la formación. El acceso y disponibilidad de los estudiantes a equipamiento e instalaciones constituye una condición básica para el logro de los aprendizajes definidos en el perfil profesional, por lo que su presencia o de acceso a los mismos es un elemento insustituible de los entornos formativos.

Se describen los distintos entornos formativos teniendo en cuenta el tipo de actividades y aprendizajes que prevalecen en cada uno de ellos. Es importante tener en cuenta que las diferencias entre talleres y laboratorios resulta menos nítida en algunas especialidades que en otras, y también tienden a ser menos claras –en algunos casos- por la incorporación de nuevas tecnologías que obligan a integrar las instancias de diseño, simulación y ejecución.

Los Talleres

El taller es un espacio de enseñanza que se distingue por la realización de un producto, y que exige la articulación entre conocimientos y saberes teóricos y prácticos.
Su desarrollo presenta algunos elementos característicos como:

- la relación alumno-material-instrumento
- el trabajo centrado en un saber hacer y orientado a la producción de un objeto
- un docente experto en el oficio.
- la prevalencia del sentido atribuido al trabajo desarrollado por sobre la artificialidad que suele teñir muchas prácticas escolares.

Las características del material que se utiliza, el tipo de herramientas e instrumentos con que se trabaja, los riesgos y precauciones que se toman, el tiempo que requiere cada realización impone cierta legalidad e interviene en el clima y dinámica que adopta cada taller.
Aunque los talleres son espacios curriculares habituales en las escuelas técnicas, algunas especialidades más ligadas a disciplinas básicas como Química o Informática no incluyen Talleres en su propuesta formativa.
La interacción entre docentes y alumnos que predomina en estos espacios tiene características más horizontalizadas que las que ocurren en las aulas. La importante carga horaria que tienen los talleres obliga a alumnos y docentes a compartir muchas horas de actividad. El tiempo extendido y un tipo de interacción más centrado en la confección de un producto que en la trasmisión verbal contribuye a que los docentes establezcan relaciones más personales y cercanas con los alumnos, e incluso funcionen muchas veces como orientadores o consejeros naturales. Junto a esta “horizontalidad”, se incluye la exigencia por el respeto de normas de seguridad en las que prevalece un criterio de autoridad claro.

La incorporación en los últimos años de elementos de mecatrónica, como los tornos de control numérico, introdujo formas de trabajo novedosas en los talleres. Estas nuevas modalidades no sólo exigen el desarrollo de un producto, sino que requieren prácticas de simulación u otros procedimientos más asociados al ámbito del laboratorio,con fuerte contenido teórico. En estas prácticas los alumnos por ej, describen el perfil de una pieza con cálculos analíticos, usan la computadora para programar la pieza con un sistema de simulación y dan la orden a la máquina de CNC para que fabrique la pieza. El último paso se desarrolla con la asistencia del maestro de taller en un ámbito que en algunas especialidades se identifica como laboratorio- taller y cuyas características se apartan del formato clásico del taller.

Laboratorios.

Los laboratorios son espacios en los que prevalece el desarrollo de actividades de ensayo y análisis en un entorno en el cual se controlan los factores que intervienen. Son frecuentes las tareas de desarrollo y prueba de procedimientos, y la realización de simulaciones.
Los trabajos prácticos se orientan a realizar tareas de análisis, comprobación y cotejo de distintos procedimientos.

Entornos Didáctico Productivos.

Los Entornos Didáctico Productivos son espacios de enseñanza y aprendizaje característicos de las escuelas agrotécnicas. Se organizan en función de las distintas producciones agropecuarias por ej.“sector producción de cerdos”; “sector tambo”; “sector avícola”; sector industrias lácteas”; “sector taller agropecuario”; entre otros.

La organización de actividades intenta ofrecer reales oportunidades de aprendizaje para los alumnos, y permitir que alumnos, docentes y personal de campo realicen las actividades didáctico-productivas planificadas previamente de una manera segura, económicamente viable y sustentable ecológicamente. Es por ello que es considerado como un espacio de formación integral.

Entre sus características se distingue:
 Presentan una infraestructura, instalaciones y equipamiento específico de la producción a realizar.
 Dicha infraestructura, instalaciones y equipamiento, cumplen una doble función: didáctica y productiva.
 Es posible encontrar en un sector didáctico-productivo más de un sistema productivo, por la naturaleza didáctica de la misma.
 Generalmente estos sectores deben cumplir con requisitos y normas de producción (Habilitaciones bromatológicas, Buenas prácticas agrícolas y ganaderas, Normas de Seguridad e higiene en el trabajo, entre otras)
 Sus dimensiones y escalas productivas no solo se adaptan a los volúmenes de producción a realizar, sino que, además de ello se considera la cantidad de alumnos, docentes y personal de campo que en estos participan. Pudiendo parecer muchas veces que las mismas se encuentran sobredimensionadas u ociosas.

Bibliografía.

CAMILLONI, Alicia. (2006)."El saber sobre el trabajo en el currículo escolar" en Anales
de la Educación Común, Tercer siglo, año 2, número 3, Dirección General
de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires.

DEWEY, John. (1916-1966) trad. Cast. Democracia y Educación. Buenos Aires.
Losada, 1978

DOYLE, W. (1977) Learning the classroom environment: An ecological analysis.
Journal of Teacher Education., 28, 51-55

FINNEGAN, Florencia. (2006). "Tendencias en la educación media técnica", Boletín
redEtis, nº6, Buenos Aires, redEtis-IIPE-UNESCO

GALLART M. A. (1985). La racionalidad educativa y la racionalidad productiva:
las escuelas técnicas y el mundo del trabajo..Buenos Aires:
CENEP, 1985.Cuaderno del CENEP,33-34

(2006) La escuela técnica industrial en Argentina: ¿un modelo
para armar? Montevideo: CINTERFOR/OIT, 2006.

GONZÁLEZ CASAS L.(2006): Notas sobre la formación complementaria y la formación
integral. Documento publicado por la Universidad Simon Bolivar.

JACKSON. Ph (1975): La vida en las aulas. Madrid. Marova.

RAFFE David (2004) “Unificación de la educación vocacional y la educación general:
enfoques europeos” Banco Interamericano de DesarrolloDiálogo
Regional de PolíticaVI Reunión de la Red de Educación, Washington
D.C, 19-20 de febrero de 2004

VALLS Enric: (1996) Los procedimientos enseñanza, aprendizaje y evaluación.
Barcelona. Horsori

1 comentario:

  1. Soy docente en una escuela de Eduación Técnica importante de La Plata, con talleres donde hacer prácticas, perosoy casi el único que en mi especialidad las hago. Estoy muy de acuerdo con lo expresado, es fundamental la integración de teoría y práctica, una definición de Tecnología es la aplicación práctica de conocimientos, sobre todo científicos, lo que no se practica no se internaliza, y muchas veces no se entiende.
    Profesor Jorge Gil

    ResponderEliminar