martes, 19 de noviembre de 2013

ISPS N° 6005

EJE 2: TEORIA DEL CONOCIMIENTO
PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO.
El problema se inicia al preguntar cómo la inteligencia humana puede entender los secretos de la realidad y de la existencia.
Primero se impone entender esta cuestión antes de tratar de entender los secretos de la realidad pues es a través de la inteligencia que conocemos todo lo demás. El origen del Universo, el funcionamiento de la mente y la conciencia, el portento de la diversa vida en la Tierra, el cerebro, la enorme vida interior del ser humano, el amor, la solidaridad, el talento artístico, la compasión, el ingenio humano, el sufrimiento incoherente, la capacidad imaginativa, etc., se nos presentan como imponentes secretos de la realidad al tratar de entenderlos y darles explicaciones satisfactorias. Entonces, antes de pensar en entender la realidad, necesitamos estudiar primero cómo podemos acceder a ella.
Poder decir: esto es tal cosa, aquello es tal otra, parece ser de lo más evidente y ordinario en la vida psicológica pero al contemplarlo con detenimiento surgen una serie de problemas que lo hacen convertirse en un asunto muy profundo. Parto desde mi estado consciente, sé que soy al encontrarme teniendo pensamientos. Parto desde mi vida interior. Podría carecer del sentido de la vista o del oído, y todavía ser. Perder el tacto en alguna parte del cuerpo o en su totalidad, carecer del olfato y del gusto, no implica dejar de ser. Luego viene el asunto de la relación de mi conciencia con el mundo físico exterior, el estar en el mundo exterior. Lo que hay en el mundo exterior es adquirido por mi conciencia por medio de las imágenes sensibles provenientes de mis sentidos corporales. El mundo exterior no tiene manera de presentarse por sí mismo ante mi conciencia, el mundo exterior no entra directamente y se deposita por sí solo en mi conciencia, sino que su adquisición depende de una posición activa por parte de mi conciencia para formar algo a partir de lo que proviene de mis sentidos.
Mi conciencia, como sujeto individual, entra en algún tipo de relación con los objetos en el mundo exterior. Esta relación es el resultado de un proceso de adquisición del objeto por parte del sujeto, pero en tal proceso el objeto, su substancia en sí, no carece de participación activa pues las propiedades de tal substancia también determinan su relación con el sujeto.
Por ejemplo: Al tomar agua fresca no es sólo el sentido del gusto en el sujeto el determinante de la frescura, sino, que depende si la substancia en sí del objeto posee tal propiedad. Sin embargo, ocurren muchos otros detalles en el proceso de adquisición de las propiedades de los objetos externos, y dar un salto para concluir que tales propiedades provienen directamente de la substancia en sí de los objetos, y que por tanto se justifica la afirmación de que conocemos los objetos externos de forma directa, es un salto enorme e incongruente con un análisis filosófico serio.
Esos análisis son parte del propio indagar, a partir de esta introducción a la Filosofía. A lo que han llegado los filósofos es a una diversidad de posiciones a partir de las cuales se proponen posibles soluciones a la cuestión de la posibilidad de tener acceso a la substancia en sí de los objetos del mundo exterior.
El conocimiento es una relación tripartita entre el sujeto cognoscente, la imagen mental formada por adquisición, y el objeto conocido. La relación es una correspondencia recíproca, una correlación, donde el sujeto lo es para su objeto, pero no a la inversa; es decir, en una adquisición dada el objeto no puede ser sujeto, y a la inversa.
Esto persiste aun cuando la conciencia reflexiva se da vuelta sobre sí para hacer adquisición de uno mismo como objeto, para saber de mí, para la construcción del yo, para conocerme con un poco más  e precisión y exactitud que antes de la auto-reflexión del ahora.
El conocimiento es también una mezcla de conocimiento sensorial y conocimiento intelectual —son las representaciones internas mencionadas en Lógica— por los que conocemos tanto objetos reales como objetos ideales.
Un objeto real es todo aquello proveniente de la experiencia interna o externa, emociones, o que se pueda inferir de ella.
Los objetos ideales son los puramente pensados, como los objetos de las matemáticas. Decir que tenemos conocimiento acerca de cualquiera de estos tipos de objetos implica referirse a un objeto que permanece independiente de la conciencia cognoscente, es decir que el objeto es trascendente con respecto al sujeto —de otra manera no estaríamos hablando de conocimiento sino de alucinación—.
El concepto de verdad se relaciona estrechamente con el concepto de conocimiento. No hay tal cosa como “conocimiento falso”, eso no es propiamente conocimiento sino error o ilusión.
Verdadero conocimiento es tan sólo el conocimiento verdadero, es decir, en lo que todos entendemos como realidad.
Pero, ¿qué significa el concepto de verdad? Hasta este punto, implica la concordancia de la imagen con el objeto, la correspondencia entre la imagen mental formada por adquisición y el objeto conocido. Pero ¿sobre qué basamos la posible certeza de dicha concordancia? ¿Qué sostiene la afirmación de la existencia real del objeto? Pues hasta ahora tan sólo hemos señalado algunos rasgos del fenómeno del conocimiento, es decir desde una perspectiva fenomenológica, pero la Fenomenología no dice nada acerca de la existencia real de los objetos, tan sólo estudia la manera en que los fenómenos se presentan ante la conciencia. Por lo que una teoría del conocimiento debe incluir una posición acerca del criterio de la verdad.
Por los elementos individuales en la relación tripartida del conocimiento se ha preguntado a la Psicología por el lado del sujeto, a la Lógica por la imagen mental, y a la Ontología por el lado del objeto. Las respuestas no han resultado satisfactorias, ya que se centran en perspectivas parciales conocidas como el psicologismo, el logicismo, y el ontologismo, respectivamente, sin ofrecer respuestas congruentes con lo planteado en el fenómeno del conocimiento. Así, la Gnoseología se hace una disciplina filosófica independiente con su propio objeto formal de estudio.
El panorama de estudio a la fecha en Gnoseología no es tan simple como para decir que sólo hay un problema del conocimiento, pues a lo largo del tiempo los filósofos han debatido intensamente el tema y los análisis, rebates, y réplicas forman toda una provincia muy poblada de estudio. Hay diferentes tipos de conocimiento y el filósofo encuentra en ellos múltiples problemas. Además, conforme la humanidad avanza en experiencias y la información científica nueva por analizar está cada vez más al alcance de nuevos filósofos, éstos tienen oportunidad de formarse una vista cada vez más amplia sobre la cual cimentar nuevos e inéditos análisis.
Una dedicada lectura para el entendimiento, es indispensable para penetrar en lo que algunas veces son densos argumentos. La crítica del conocimiento es entonces un tratado que aún no está terminado.
El conocimiento humano es mucho más amplio y complejo que lo revelado hasta ahora por el análisis filosófico, es una mezcla no sólo de los sentidos y de la razón sino también de las emociones y los sentimientos. La búsqueda de la verdad es rica, es intensa y abundante, no carece de un carácter elusivo por el cual hasta la posición filosófica más segura y presuntuosa de una época corre el riesgo de sucumbir en rotundo ridículo ante la majestuosa fuerza y complejidad de la realidad. Ante lo cual es prudente mejor tomar nota y continuar con esmero el buscar entenderla.
A continuación se mencionan algunas de las diversas propuestas de solución a los problemas del conocimiento. Dentro de las cuales es común encontrar una amplia gama de énfasis, peculiaridades y matices que reflejan simplemente la diversidad de perspectivas con la que el ser humano puede considerar un determinado asunto.
Cada mención a continuación será brevísima, no se proporciona —por mucho— una justa presentación de los argumentos a favor de cada posición filosófica debido a que hacerlo saldría del alcance de esta ficha introductoria. Pero cabe mencionar que, por más que estas posturas no coincidan con su ser y su manera de saber, las diversas posiciones filosóficas mencionadas no han sido disparates de gente estúpida o extraviada en su pensar, por el contrario.
Un grave tropiezo sería no tomar en serio el fondo y el contexto de las diversas argumentaciones históricas, cuyo análisis y contrastación pospondré para una mejor ocasión

LAS POSIBILIDADES DEL CONOCIMIENTO
Recordar que el sufijo “ismo” denota una actividad, doctrina o sistema, interprestados como extremos.
Para que no existan confusiones, es necesario explicar la etimología y el concepto de la palabra dogma:
En su origen del latín dogma, y este del griego δόγμα (pensamiento), el término podía significar una norma o decreto emitido por una autoridad, o una opinión característica de una escuela filosófica. Con el crecimiento de la autoridad de la Iglesia Católica, la palabra adquirió el que ahora es su significado más usual, dogma teológico o dogma de fe, del que derivan -por analogía- el resto de los usos habituales
Un dogma es, una proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia. Sin embargo, su sentido más común es el de una doctrina sostenida por una religión u otra organización de autoridad y que no admite réplica; es decir, es una creencia individual o colectiva no sujeta a prueba de veracidad, cuyo contenido puede ser religioso, filosófico, social, etc., impulsado por una utilidad práctica.
La enseñanza de un dogmatismo o de doctrinas, principios o creencias de carácter dogmático se conoce como adoctrinamiento.
Según la Real Academia Española, en su diccionario, un dogma es un postulado que se valora por su condición de firme y verídico y al cual se reconoce como una afirmación irrefutable frente a la cual no hay espacio para réplicas.
El término es nativo del griego y su significado es doctrina u opinión fijada. En filosofía el dogmatismo es la escuela que asegura que el ser humano a través de la razón puede conocer la verdad absoluta, siempre y cuando utilice para ello ciertos métodos y un orden preestablecido de investigación. Asegura que es absolutamente posible el contacto entre sujeto y objeto de conocimiento.

Dogmatismo 
La palabra dogmatismo proviene de una palabra griega que significa: yo afirmo.
¿Es posible lograr el conocimiento de algo? El dogmatismo contesta un sí rotundo, si están provistas determinadas condiciones. Si tales condiciones no están provistas entonces se acepta a la duda como la única posición racional de la conciencia. Esta es la posición del dogmatismo moderado o también llamado dogmatismo racional.
El dogmatismo moderado es una posición filosófica que se puede adoptar temporalmente, de manera provisional, de hecho lo hacemos para lo que no está bajo examen crítico en ese momento, a manera de andamio para avanzar en el análisis de algún otro aspecto de un asunto. Pero con la promesa de regresar más tarde a revisar lo asumido dogmáticamente.
El dogmatismo exagerado afirma que el sujeto, por medio de la pura razón, adquiere completa, adecuada y perfectamente al objeto sin lugar a dudas, y que tal aprehensión incluye la realidad de la existencia del objeto, y por tanto la certeza de su verdad es absoluta. Por lo que para este tipo de dogmatismo no existe ninguno de los problemas del conocimiento, y lo que se les sugiere  evaluar para sí mismo el nivel de presunción en tales afirmaciones.
Dependiendo en cuál área del conocimiento se adopte esta posición y con cuánto énfasis se dogmatice una determinada afirmación se puede hablar de dogmatismo teórico, ético, religioso, etc. Lo mismo aplica para cualquiera de las siguientes posiciones en adelante.
El dogmatismo filosófico no tiene relación con la aceptación de una verdad por el hecho de sernos impuesta por una autoridad superior, esto último es el significado teológico del dogmatismo.
Para cerrar, el dogmatismo es la actitud epistemológica para la cual no existe el problema de la posibilidad del conocimiento. Da por hecho que el sujeto puede conocer sin dificultad al objeto. El dogmatismo, en el sentido epistemológico, no se debe entender despectivamente. Es una actitud que no tuvo problema acerca de la posibilidad del conocimiento y aceptó simplemente dicha posibilidad.

El dogmatismo, según lo expresa Comte, lejos de tratarse de una posición ideológica es una actitud frente a los conocimientos. Una persona que vive en una actitud dogmática, prescinde de la crítica y el análisis para comprender las teorías, simplemente las asume como reales o ciertas. Para ser más exactos podría ser catalogado, como un fundamentalismo intelectual, donde la razón realiza una acción casi pasiva, una labor que no está ligada a la crítica.
Algunas palabras que derivan del término son dogmatismo y dogmático. Generalmente se utilizan, tanto como dogma, en un contexto religioso cristiano, sin embargo estas palabras no son absolutas de esta religión, de hecho aparecen en la mayoría de los credos y además pueden ser utilizadas desde un punto de vista científico o filosófico.
El dogmatismo es la tendencia a establecer fórmulas que expresan conocimientos como verdades imposibles de debatir, más allá de la investigación, la crítica y el intercambio de opiniones. La política y la filosofía pueden adquirir un carácter dogmático, que termina por defender ideas en forma acrítica y conformista.

Escepticismo
La palabra escepticismo proviene de una palabra griega que en su traducción significa: yo examino. Es decir mirar detenidamente y con cautela. Así, el escéptico es alguien que profesa duda o está en desacuerdo con lo que generalmente está aceptado como verdad.
La palabra "Escéptico" viene del griego skeptikoi; de skeptesthai que en griego significa examinar. La etimología de esta palabra indica en su significado: "quien duda e investiga". 
Los filósofos escépticos no creen en una verdad objetiva, porque todo es subjetivo, dependiendo del sujeto que estudia y no del objeto estudiado.
Entonces, ¿es posible lograr el conocimiento de algo? El escepticismo radical contesta un “no” rotundo. Pero al hacerlo, al afirmar saber que no se puede lograr conocimiento alguno, entonces está negando saber al menos eso. Por lo que cae en contradicción.
Mientras que el dogmatismo exagerado excluye la acción del sujeto en el fenómeno del conocimiento, el escepticismo radical excluye por completo la posibilidad del objeto. El escepticismo radical se abstiene de hacer juicio alguno pues no existe ningún objeto al cual aplicar dicho juicio —corresponde a cada uno de nosotros-  evaluar para sí mismo el nivel de presunción en tales afirmaciones, también aquí y en cada caso posterior.
El escepticismo metódico propone que tenemos que dudar de todo a fin de llegar a la verdad, lo propuso René Descartes y es parte de la posición por la que ahora existe la Ciencia.
El escepticismo metafísico o positivismo propone que el conocimiento especulativo de la metafísica es imposible pues el único conocimiento es el experimental. Es la postura iniciada por Augusto Comte.
El historicismo, otro tipo de escepticismo, propone que la verdad y el conocimiento dependen por completo de su época histórica, el conocimiento sólo vale en el ciclo cultural al que pertenece.
El escepticismo parcial propone que no es posible un conocimiento exacto, no es posible la certeza de concordancia con la realidad, no es posible decir si una proposición es verdadera, tan sólo podemos afirmar que es probable, no hay certeza rigurosa, sólo probabilidad.

Subjetivismo y relativismo
El subjetivismo individual propone que la persona sólo puede tener conocimiento de lo que experimenta directamente, es decir, concede primacía a la experiencia subjetiva como fundamento de todo conocimiento; en una forma extrema puede sostener que la naturaleza y la existencia de cada objeto dependen únicamente de la conciencia subjetiva de quien lo experimenta. Un subjetivismo general afirma que puede existir conocimiento compartido por toda una sociedad o la raza humana completa, pero no hay conocimiento universal válido para seres organizados de una manera diferente, o válido para otras especies diferentes a la humana.
El relativismo propone que la realidad carece de sustrato permanente y consiste en la relación circunstancial de fenómenos particulares, por lo cual el conocimiento sobre conceptos tales como el derecho y la injusticia, la bondad y la maldad, o la verdad y la falsedad no son absolutos, sino cambian de una cultura a otra, de situación en situación.

Pragmatismo
La palabra pragmatismo proviene de una palabra griega que significa: acción.
El pragmatismo o escepticismo pragmático propone que un conocimiento es verdadero únicamente cuando funciona, es decir cuando logra algo. Propone que verdadero significa útil, provechoso.
Al igual que el escepticismo, el pragmatismo abandona el concepto de la verdad en el sentido de la concordancia entre el ser y el pensamiento.
Pero a diferencia del escepticismo, avanza proponiendo un nuevo significado para la verdad: la congruencia entre los fines prácticos y los pensamientos, toda vez que estos se remitan en un beneficio para la conducta práctica del hombre. Para el pragmatismo la persona no es primariamente un ser pensante sino un ser práctico. El intelecto le es dado al ser humano, no para indagar y conocer la verdad, sino para servir a sus cualidades de voluntad y acción, para moverse en la realidad, y no para que estas cualidades sirvan al intelecto.

Criticismo
El criticismo o realismo crítico se propone como aquel método de filosofar que consiste en investigar las fuentes de las propias afirmaciones y objeciones, y las razones en que las mismas se basan, método que da la esperanza de llegar a la certeza.
El criticismo reconoce que el conocimiento sensorial no es totalmente adecuado, también reconoce que su confianza en la razón no es absoluta, por lo tanto desconfía de las afirmaciones provenientes de la pura razón, le pide cuentas y nada acepta porque sí. No es dogmático ni escéptico, sino que su actitud es reflexiva y crítica.
El criticismo representa la síntesis entre la tesis y antítesis del empirismo y el racionalismo. El criticismo se presenta como algo maduro en comparación con las posiciones anteriores: El primer paso en las cosas de la razón pura, el que caracteriza la infancia de la misma, es dogmático. El segundo paso es escéptico y atestigua la prudencia del juicio ya instruido por la experiencia. Pero es necesario un tercer paso, el del juicio maduro y viril.

ORIGEN DEL CONOCIMIENTO
Racionalismo
La palabra racionalismo viene del latín "ratio" que significa razón. Es la concepción que ve en el espíritu, la mente y el entendimiento, el fundamento de toda relación del hombre con el mundo considerada esta relación como forma superior del pensar humano.
El racionalismo entonces, es la absolutización de la razón, y se da con mucha fuerza en la época moderna, aunque no surgió en este período, porque desde mucho antes, se habían dado intentos en torno a la razón frente a los hechos de la experiencia. Esta corriente se caracteriza por lo real, por los conceptos o sistemas mentales y a la explicación de la ciencia en términos lógicos. El hombre se presenta como animal pensante, con dignidad y atributos de persona.
El racionalismo no es entonces una manera aislada de concebir la realidad, sino que es ante todo la suma de lo sensible con los conceptos, o mejor, a un concepto equivale una realidad. El hombre es presentado como animal dotado de logos, razón; un animal capacitado para conocer.
La forma más antigua del racionalismo se encuentra en Platón. Este se halla convencido de que todo verdadero saber se distingue por las notas de la necesidad lógica y la validez universal. Platón junto con los eleáticos está penetrado de la idea de que los sentidos no pueden conducirnos nunca a un verdadero saber, lo único que le debemos a ellos es la "doxa" (opinión). Por ende, tiene que haber un mundo suprasensible, o mundo de las ideas.
Este mundo no es meramente un orden lógico sino a la vez un orden metafísico, un reino de esencias ideales,  metafísicas. Este reino se halla, en relación con la realidad empírica y las ideas son los modelos de las cosas empíricas, las cuales deben su manera de ser, su peculiar esencia, a su participación en las ideas. El centro de este racionalismo es la teoría de la contemplación de las ideas, podemos llamar a esta forma de racionalismo: racionalismo trascendente.
Así, el racionalismo propone a la razón humana como la base omnipotente e independiente del origen del conocimiento; por lo que la experiencia no es necesaria para obtener conocimiento, según los racionalistas.
Lo atractivo del pensamiento matemático, con su sorprendente precisión y exactitud proveniente del método deductivo de razonamiento, cautivó a los racionalistas de tal manera que les hizo despreciar a la experiencia como fuente de conocimiento. Concluyeron que sólo la razón puede brindar conocimiento mientras que la experiencia sensible tan sólo puede llegar a expeler meras opiniones. Debido al carácter universal y necesario del conocimiento matemático concluyeron que lo proveniente de la experiencia sensorial, siempre particular y contingente, no podría sostener ninguna verdad y por lo tanto no era conocimiento, por lo que no podría ser otra cosa que una mera opinión.
El racionalismo mantiene una relación muy cercana con el dogmatismo —en particular con el dogmatismo religioso y metafísico— al sostener la posibilidad de conocer la existencia real de nociones puramente conceptuales, sin ningún rasgo experimental. Afirmaron que desde su nacimiento el ser humano posee conceptos congénitos, ideas innatas que no proceden de la experiencia. La teología dogmática, que se funda en la filosofía racionalista, armonizó muy bien con esta posición filosófica para fundar sus posiciones teológicas.
Me resulta interesante el pensamiento de Rene Descartes (extraído de http://www.profesorenlinea.cl/universalhistoria/PensamientoHbreEvoluc/Racionalismo.htm):
1) El problema cartesiano. Descartes se encuentra en una profunda inseguridad, para él nada le parece merecer confianza, nace así un "escepticismo" puesto que los sentidos nos engañan, el pensamiento no merece confianza, se cae con frecuencia en el error. Las únicas ciencias que parecen seguras, la matemática y la lógica. Empieza con una filosofía totalmente cierta, de la que no se pueda dudar, y por ello se sumerge en la duda:
 "Hay que poner en duda todas las cosas, si quiera una vez en la vida. No ha de admitir ni una sola verdad de la que pueda dudar. No basta con que él dude realmente de ella; es menester que la duda no quepa ni aún como posibilidad."
Descartes adoptó el método de la duda en su pensamiento para sí construir la certeza ante la duda. Así surgen tres cuestiones de la filosofía: el mundo, el hombre y Dios.
"Descartes no quiere enseñar, sino descubrirse a sí mismo. Su problema surge de la necesidad de orientación que siente cuando se da cuenta de que no posee ningún criterio seguro para distinguir lo falso de lo verdadero. Si ha buscado sólo resolver el problema propio, está cierto de que la solución que ha encontrado, no solamente sirve para él, sino que vale para todos los hombres que poseemos razón."
a) La duda. El punto de partida de Descartes es la duda absoluta que exige suspender el asentimiento a cualquier conocimiento aceptado comúnmente. "Dudar de todo y considerar provisionalmente como falso, todo aquello sobre lo cual es posible la duda. Si, persistiendo en esta postura de crítica radical, se alcanza un principio sobre el cual la duda no es posible."
Para Rene Descartes, no es posible el conocimiento sólo por los sentidos, pues ellos nos engañan. El ejercicio de la duda se extiende a todo enunciado teórico.
b) El método cartesiano. Descartes se propone, a partir de su duda, encontrar una verdad segura y descubrir un nuevo método racional en el que no se diese nada por supuesto sino que fuera evidente por sí mismo. Intenta proponer una ciencia que sea de más fácil comprensión a la mente sin llegar a imponerlo.
El método propuesto por Descartes está baso en cuatro reglas:
1° Evidencia. Trata de no aceptar por verdadero nada que no se conozca clara y distintamente como tal, evitando cuidadosamente la precipitación y los prejuicios, por tanto, es necesario por el momento, de suspender el juicio.
Análisis. Consiste en dividir cada una de las dificultades en el mayor número de partes posibles y necesarias para resolverlas mejor, ya que una dificultad es un complejo en que están mezclados lo verdadero con lo falso.
Síntesis. O sea, comenzar con lo más fácil y simple para salir gradualmente hacia lo más complejo. Es la unificación de las partes integrantes de un todo o del problema que se está considerando, partiendo de lo más fácil a lo complejo.
Enumeración. O sea, hacer un recuento integral y una revisión tan general que no pueda estar seguro de haber omitido nada.
2) El hombre. Para Descartes, podemos dudar de todo, menos de nuestra existencia "pienso, luego éxito". Le interesa además del ser ( sum ) el pensar (cogito) ya que éste evidencia al ser.
"La esencia del alma es el pensamiento. La prueba es la siguiente: todo cuanto puede sustraerse a la idea de una cosa, permaneciendo intacta su esencia, no pertenece a la esencia de la cosa. Puedo concebir la esencia de mi alma prescindiendo de mi cuerpo. Pero no puedo concebirla si prescindo de mi facultad de pensar. Por lo tanto el pensamiento es la esencia de mi alma."
Criterio de verdad. A Descartes le interesa el mundo; le interesan las cosas, pero se encuentra con el subjetivismo y a partir de ello, encuentra que la verdad del cogito consiste en que no puede dudar de él. Por que ve que tiene que ser así, porque es evidente; y esta evidencia en la claridad y distinción que tiene esta idea. Ese es el criterio de verdad: la evidencia.
"Descartes, a pesar de su duda inicial, no sólo está convencido de la realidad del mundo externo, sino que se sitúa plenamente dentro de la presuposición parmenidiana de que el pensar y el ser se corresponden."
Si el cogito se me impone como una certeza indudable, es porque es evidente, o mejor, es la evidencia misma la transparencia absoluta de su existencia.
En este criterio se da prioridad al pensamiento, pues se estatuye como regla, que es verdadero todo aquello que yo percibo de modo claro y distinto. La verdad es asunto de la mente, lo que se piensa clara y distintamente tiene que existir en la realidad.
Las propiedades de esta idea clara son las siguientes:
Ø     Intuición: Acto en que lamente se hace transparente a sí misma.
Ø     Indubitabilidad: Pues esa evidencia se impone a la mente, lo cual se halla de modo pasivo.
Ø     Infalibilidad: El error consiste en mezclar en el juicio cosas subjetivas, en lo cual interviene la voluntad, el cambio, la intuición es el acto exclusivo del entendimiento.
Ø     Innatismo: O sea, que esas ideas nacen con nosotros, Dios las imprime en el alma al crearlas.
3) Dios. "Bajo el nombre de Dios entiendo - dice Descartes – una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y omnipotente."
Dios es una cosa que piensa y que tiene en sí la idea de todas las perfecciones. Es la primera idea que no es causada por nadie ni necesita de otra idea para ser explicada. Descartes sabe que existe, y lo sabe, porque penetra, de un modo claro y distinto, su verdad. Es una verdad que se justifica a sí misma.
Para estar seguros de la evidencia, para podernos fiar de la verdad que se muestra como tal con sus pruebas claras y distintas en la mano, tendríamos que demostrar que hay Dios.
a) La demostración de Dios. Descartes prueba la existencia de Dios y la demuestra con argumentos de muy distinto alcance. Dice: "Yo encuentro en mi mente la idea de Dios, es decir, de un ente infinito, perfectísimo, omnipotente, que lo sabe todo, etc. Ahora bien, esta idea no puede proceder de la nada, ni tampoco de mí mismo, que soy infinito, imperfecto, débil, lleno de duda e ignorancia."
Descartes propone tres argumentos de la existencia de Dios que componen un punto de partida subjetivo:
Primera prueba: El "cogito" no encierra al hombre en su yo, sino que lo hace salir a una realidad que está más allá. Es la demostración por casualidad, pero que parte, no de cosas sensibles, sino de la idea de Dios, para pasar, de su contenido representativo a su causa.
·                     Segunda prueba (Por mi finitud): Cuando se duda, se es finito; pero no sería posible que mi naturaleza fuese tal cual es, finita y dotada de la idea de lo infinito, si el ser infinito no existiera la idea de Dios es expresión y relación inmediata.
·                     Tercera prueba: ( Argumentación ontológica) No podemos concebir la idea o la naturaleza de la cosa, sin concebir al mismo tiempo sus propiedades esenciales. Cuando se intuye la idea de Dios en la idea de un ser soberanamente perfecto e infinito, en esa idea se intuye necesariamente la existencia, se intuye necesariamente que el existir pertenece a la naturaleza verdadera e inmutable de un ser semejante. Por lo tanto, Dios existe.
b) La comunicación de las sustancias. A causa de que estamos engañados, y que nuestra mayor evidencia es sólo error, quiere decir que las ideas no tienen verdad, son sólo "ideas". "Conocí de ahí que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza toda no es sino pensar, y que, para ser, no tiene necesidad de ningún lugar, ni depende de ninguna cosa material; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo."
Descartes además define a Dios como la única sustancia, pues es la única no creada, y todo lo demás ha necesitado de ella para existir. La sustancia sería entonces algo que se encuentra en mi, sustancia pensante que no podría alcanzar las otras cosas, concretamente, la sustancia extensa que es el mundo. Este problema de la verdad y del conocimiento, lo que llama Descartes "comunicación de las sustancias", que resulta dificultosa partiendo del yo.
c) Res cogitans ( Existencia del alma ). En el orden del ser finito, lo primero dado a nuestro conocimiento es la sustancia del alma. "Sólo pueden dudar de la existencia del alma aquéllos que no levantan su mente de las cosas sensibles y están acostumbrados a no considerar en absoluto nada que no puedan someter a la imaginación."
Cuando el cogito se nos da inmediatamente, la existencia de lo inmaterial, puede ya por esto mismo asentarse la existencia del alma.
4) El mundo.
1.La res extensa. El mundo físico está determinado en Descartes por la extensión. El hecho de la existencia del hombre, plantea la pregunta por el mundo, por conocerlo.
El mundo es simple extensión; la física cartesiana es geometría, se limita a la realidad física misma, materia y espacio es uno lo mismo, la espacialidad sería una cualidad de la materia. El mundo se podría explicar por una serie de movimientos de torbellino, y se desarrollará después de la creación de un mundo puramente mecánico, así, el mundo una vez creado, se basta a sí mismo.
Empirismo
La palabra empirismo proviene de una palabra griega que significa: experiencia;  proviene de empeiría”, que significa experiencia, y hace referencia a la importancia que tienen los sentidos para el conocimiento humano.
En contraposición con el racionalismo los autores empiristas afirman:
  El recurso a la experiencia de los sentidos como único criterio de verdad. Esto significa que no debe aceptarse ninguna tesis que no pueda ser verificada en la observación o en la experimentación.
  Negación de las ideas innatas. No hay conocimientos independientes de la experiencia, del dato sensible.
  Actitud antimetafísica y admiración por las ciencias naturales.
  Negación de la posibilidad de un conocimiento de validez universal y necesaria. La ciencia tiene un valor probabilística y provisional.
  El conocimiento sensible o experiencia es a la vez el origen y el límite del conocimiento humano.

Entonces, se entiende que el empirismo es la antítesis del racionalismo. El empirismo propone a la experiencia como el origen único del conocimiento, el conocimiento procede del contacto directo con la realidad, según esta posición. El ser humano no cuenta con ideas a priori, al nacer está vacío por completo en el sentido intelectual, es como una hoja en blanco, una tabula rasa, sobre la cual es la experiencia quien empieza a escribir. Incluso los conceptos más generales y abstractos proceden de la experiencia, pues la razón tan sólo es la facultad de ordenar y combinar los datos de la experiencia.
El contexto de la época, los excesos del racionalismo, dieron lugar a su antípoda que es el empirismo. Además, así como los racionalistas se inspiraron por contemplar las matemáticas, así también los empiristas se inspiraron por examinar y admirar los notables avances de las ciencias naturales, donde la experiencia y la observación directa juegan un papel predominante.
El empirismo mantiene una relación muy cercana con el escepticismo —en particular con el escepticismo metafísico— al sostener que todo conocimiento procede de la experiencia, sin ningún rasgo racional. Afirmaron que el conocimiento humano está centrado por naturaleza ente los límites del mundo empírico y que por lo tanto el conocimiento suprasensible es imposible. Así se explica la postura escéptica de los empiristas frente a las especulaciones metafísicas.

Intelectualismo
La palabra intelectualismo proviene del latín “intellectus”, que significa entendimiento, es decir, leer interiormente.
El intelectualismo propone que ambos aspectos, la razón y la experiencia, intervienen en la formación del conocimiento, que sí es posible hacer juicios generales y necesarios cuyo fundamento no sólo sean objetos ideales, de la pura razón, sino también objetos reales, de la experiencia. Aunque su principal axioma es: no hay nada en el intelecto que no haya estado antes en los sentidos, su diferencia con el empirismo consiste en afirmar que, además de las representaciones sensibles, sí están presentes los conceptos de manera innata y en combinación con la experiencia forman la base del conocimiento.
El intelectualismo socrático o intelectualismo moral socrático es aquel que identifica la virtud como el conocimiento. Según Sócrates, bastaba el conocimiento de lo justo (la autognosis) para obrar correctamente. Según esta doctrina, las malas acciones son producto del desconocimiento, esto es, no son voluntarias, ya que el conocimiento de lo justo sería suficiente para obrar virtuosamente. Es decir, el intelectualismo socrático es una teoría moral para la que la conducta moral sólo es posible si se basa en el conocimiento del bien y la justicia.
Sócrates (470 al 399 a.C.) desarrolló la teoría del intelectualismo moral partiendo de la base del dualismo antropológico, es decir, a partir de la afirmación que el hombre está formado por una parte material que es el cuerpo y una parte no material que es el alma, sin tener ésta última un significado religioso y la vez siendo la parte más importante del hombre - de ahí la frase “Conócete a ti mismo”-.
Por tanto, se da supremacía a los valores internos, y la salud del hombre residirá en su alma. Esta salud será únicamente alcanzable a través de la virtud (hacer lo correcto), la cual, a su vez, se alcanza mediante el conocimiento (conocimiento de la verdad, no el conocimiento erudito). Es decir, ser virtuoso conducirá a una conducta justa, la cuál llevará a la felicidad y la satisfacción.
La tesis esencial del intelectualismo moral es la siguiente: la experiencia moral se basa en el conocimiento del bien. Sólo si se conoce qué es el bien y la justicia se puede realizar el bien y la justicia.  
El intelectualismo es una propuesta para mediar el intenso antagonismo entre el racionalismo y el empirismo. Sin embargo, esta posición gnoseológica ha sido desarrollada desde Aristóteles, quien desde entonces buscó una síntesis entre el racionalismo y el empirismo. Tomando la noción metafísica del Mundo de las Ideas de su maestro Platón la trasladó hacia el interior de los objetos, como la forma esencial o núcleo racional de las cosas, las cuales están envueltas por un conjunto de propiedades empíricas. En el escolasticismo de la Edad Media, basándose en el trabajo de Aristóteles, Tomás de Aquino declara que el conocimiento de los principios se nos da por medio de la experiencia.
Apriorismo
La noción de apriorismo proviene del latín “a priori” que significa “antes de comenzar”, es decir “antes de razonar” y se halla ligada a la de a posteriori. Un simple acercamiento al significado del vocablo indica una relación de anterioridad, frente a la secundariedad del segundo término.
Desde el punto de vista filosófico, estos términos tienen unos significados paralelos a los de lenguaje vulgar. Pero, siguiendo la tradición filosófica, se puede desarrollar su estudio bajo un doble punto de vista: lógico y, principalmente, gnoseológico.
Aspecto lógico. Lógicamente hablando, el término a priori se encuentra entrelazado con la teoría de la demostración. Cuando Aristóteles explicaba que la demostración es un silogismo que produce ciencia, ya está planteando la temática del conocimiento por causas, único conocimiento con valor científico.
Aspecto gnosceológico: Desde el punto de vista gnosceológico el apriori viene ligado al concepto al concepto de razón, independiente de la experiencia, y al hecho de ser una forma necesaria que hace posible el conocimiento.
El apriorismo es otro intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo, pero en sentido contrario al del intelectualismo, mientras que este último tiende al empirismo aquel primero tiende al racionalismo. El apriorismo también considera tanto a la razón como a la experiencia como fuentes del conocimiento, pero como el racionalismo enfatiza la presencia de elementos a priori, es decir antes de la experiencia, en nuestra manera de conocer. Su diferencia con el racionalismo consiste en afirmar que las conceptualizaciones a priori son estructuras o formas de conocimiento pero permanecen “vacías” mientras no sean “llenadas” por medio de la experiencia. Uno de sus principios fundamentales dice: Los conceptos desprovistos de las intuiciones están vacíos; las intuiciones son ciegas sin los conceptos.
Tal concepto del apriorismo aparenta coincidir con el intelectualismo aristotélico-escolástico, pero la relación entre la razón y la experiencia es por completo diferente. Mientras que el intelectualismo afirma que todos los conceptos derivan de la experiencia, el apriorismo rechaza esta afirmación y considerar justo lo contrario, que los conceptos a priori no provienen de la experiencia sino que son de índole racional. Immanuel Kant es considerado el fundador del apriorismo pues su filosofía se caracteriza por la síntesis entre racionalismo y empirismo, en la cual el conocimiento procede de la experiencia pero el orden proviene del pensamiento racional. Con la experiencia obtenemos representaciones sensibles sin un orden que les dé congruencia, es a través de la razón que tal caos desaparece por medio de las doce estructuras o formas o categorías del pensamiento propuestas por Kant. Por ejemplo al relacionar dos experiencias mediante la categoría de la causalidad, considerando a un hecho como causa y a otro como efecto, estableciendo entre ellos una relación causal.
La conciencia cognoscente, explica el apriorismo, elabora de esta manera el conjunto de sus objetos, sí con base en la experiencia, pero con las estructuras o categorías propias de la razón. Las cuales están presentes de forma inherente a la razón, se encuentran a priori en la razón, es decir, estas categorías no se derivan de la experiencia.

ESENCIA DEL CONOCIMIENTO:
¿Cuál es la esencia del conocimiento?
La propuesta hasta este punto ha sido que el conocimiento es una relación entre el sujeto y el objeto, por lo que la esencia fundamental del conocimiento se observará al discernir los detalles de tal relación. ¿Cuál planteamiento o combinación de planteamientos refleja lo que ocurre durante la adquisición de conocimiento?
Los análisis han sido hechos desde diferentes perspectivas. Existen análisis pre-ontológicos, es decir pre-metafísicos, donde no se dice nada acerca del carácter ontológico del sujeto y el objeto, es decir de su existencia trascendental o su permanencia independiente del uno con respecto del otro. Dichos análisis se llaman objetivistas si presentan un punto de vista favorable al objeto, o se llaman subjetivistas en el caso contrario —en un sentido diferente a la posición subjetivista de posibilidad del conocimiento anteriormente mencionada.
Por otro lado, si se considera el carácter ontológico del sujeto y el objeto, entonces contamos con análisis donde se admite la existencia de todos los objetos como entes ideales, es decir puramente mentales, con lo cual estamos en el terreno del idealismo. En la otra dirección contamos, también, con análisis que juzgan que, además de los objetos ideales, existen objetos reales y entramos en el terreno del realismo. A partir de esas posiciones básicas suelen derivarse una variedad de corrientes críticas.
Otra manera de proponer soluciones a la cuestión del sujeto y el objeto es encumbrándose al principio último de todas las cosas, a una idea de lo absoluto, para definir desde ahí la relación entre el pensamiento y el ser. Los análisis de este tipo entran en el terreno de la Teología, el cual en esta ocasión no trataremos.
Considero importante destacar desde mis propias convicciones que hay una frasecita muy peligrosa que te aconseja mantener una “mente abierta”. Este es un término muy ambiguo – como demostrado por un hombre que una vez acusó a un famoso político de tener una “mente ampliamente abierta”. El término es un anti-concepto. Por “mente abierta” se entiende normalmente una actitud objetiva e imparcial hacia las ideas, pero se usa como una llamada al escepticismo perpetuo, a no mantener convicciones firmes y a no otorgarle validez a nada.
Por “mente cerrada” se entiende normalmente la actitud de un hombre imperturbable a ideas, argumentos, hechos y lógica, que se aferra testarudamente a alguna mezcla de premisas injustificadas, frases de moda, prejuicios primitivos – y emociones. Pero esto no es una mente “cerrada”, es una mente pasiva. Es una mente que ha rechazado (o nunca ha adquirido) la práctica de pensar o juzgar, y se siente amenazada por cualquier solicitud a considerar cualquier cosa.
Lo que la objetividad y el estudio de la filosofía requieren no es una “mente abierta”, sino una mente activa, una mente capaz y deseosa de examinar ideas, pero de examinarlas de forma crítica. Una mente activa no le concede el mismo status a la verdad y a la falsedad, no permanece flotando para siempre en un vacío estancado de neutralidad y de incertidumbre; al asumir la responsabilidad de juzgar, alcanza convicciones firmes y las mantiene. Al ser capaz de demostrar sus convicciones, una mente activa consigue una certeza impregnable – una certeza sin manchas de fe ciega, aproximaciones, evasiones y miedo.

Objetivismo
En Gnoseología, y sin decir nada acerca de la existencia trascendental del sujeto y el objeto, el objetivismo afirma que, en la relación sujeto cognoscente y objeto conocido, el objeto es el que determina al sujeto, que el objeto se presenta a la conciencia como algo acabado, ya definido, y por lo tanto el sujeto recibe de manera pasiva, sin aportar nada, las propiedades del objeto.
Platón fue quien primero propuso que las esencias, la más abstracta concepción de los objetos, permanecen en un estrato suprasensible. Tal estrato contiene la esencia del objeto o substancia real. Desde ahí los objetos proyectan su esencia al mundo sensible. Por medio de la percepción es que captamos tales esencias en el mundo sensible, mientras que la substancia del mundo suprasensible sólo puede ser descubierta por un proceso no sensible de abstracción.
Los elementos básicos de la teoría de Platón se recogen actualmente en la Fenomenología de Edmundo Husserl, la cual se relaciona con disciplinas como las hermenéuticas filosóficas de Martin Heidegger y Hans-Georg Gadamer, y fundan a la hermenéutica contemporánea. Sin embargo, la Fenomenología no va tan lejos como la teoría platónica. Husserl recupera el estrato suprasensible que contiene a la esencia de los objetos y ahí se detiene, como final del camino; en tanto que Platón avanza incluso hasta atribuir un carácter metafísico a las esencias.
La Fenomenología se limita a estudiar y describir el fenómeno del conocimiento humano, sin decir nada acerca del criterio de verdad o de la existencia real de lo descrito. Para el fenomenismo sólo importa la manera en que los fenómenos se presentan ante la conciencia, es decir sólo importan las apariencias sin considerar aquello que causa tales apariencias. El fenomenismo ontológico dice que sólo existen fenómenos, el fenomenismo epistemológico dice que sólo podemos conocer los fenómenos.
En síntesis para entender, el objetivismo es una tesis filosófica relativa a la verdad, y, por lo tanto, al modo de conocer el mundo. Considera que la verdad es independiente de las personas que la piensan, que el hecho de que una proposición, teoría o creencia relativa al mundo sea verdadera no depende ni de los motivos psicológicos que pueda tener la persona o el grupo que la proponga, ni de los mecanismos o procesos que puedan estar presentes en nuestro cuerpo o nuestra mente cuando la alcanzamos, ni de los factores culturales, sociales o históricos que hayan podido influir para que alguien pueda pensar dicha proposición, teoría o creencia. El objetivismo considera que la verdad es una y la misma para todos. Esto no quiere decir que quienes defiendan este punto de vista tengan que considerar que ya de hecho hemos alcanzado dicha verdad. Se puede defender el objetivismo y a continuación mantener que el hombre aún no ha alcanzado el conocimiento. El objetivismo o absolutismo epistemológico es la tesis opuesta al relativismo. En la filosofía griega el representante más importante de esta teoría es Platón.

Subjetivismo
El subjetivismo es una doctrina epistemológica que limita la validez del conocimiento al sujeto que conoce y juzga.
En Gnoseología, y sin decir nada acerca de la existencia trascendental del sujeto y el objeto, el subjetivismo afirma que, en la relación sujeto cognoscente y objeto conocido, el sujeto es el que determina al objeto, que en el sujeto reside todo el conjunto de principios del conocimiento y que del sujeto depende la verdad del mismo, y por lo tanto el objeto es pasivo en la adquisición de sus propiedades por parte del sujeto.
Al contrastar vemos que para el objetivismo el objeto es el núcleo de todo conocimiento, el estrato objetivo de las esencias es la base sobre la que descansa toda la estructura del conocimiento. En el lado opuesto, el subjetivismo afirma que el estrato de las esencias está en el sujeto mismo pues su acción cognoscente sustenta al objeto. La verdad ya no se fundamenta en el mundo de las esencias suprasensibles, sino en la conciencia del sujeto.
Es importante precisar que esta posición filosófica propone una interpretación particular de sujeto, no como un sujeto individual y concreto, sino como un sujeto de índole superior o suprema. Por lo que, según esta posición, la llave hacia el conocimiento ya no es enfrentarse directamente ante el mundo de los objetos sino conectarse con tal sujeto supremo.
El subjetivismo es la postura filosófica que toma como factor primario para toda verdad y moralidad a la individualidad psíquica y material del sujeto particular, siempre variable e imposible de trascender hacia una verdad absoluta y universal. El subjetivismo limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga principalmente según su entendimiento y en consideración a su realidad específica (entorno e interacción social) entendida no como un hecho "externo" sino como parte constitutiva del sujeto, es decir, afirma que el conocimiento solo es posible de manera limitada.
Entonces, subjetivismo es toda aquella tendencia que en filosofía valore al sujeto observador como lo fundamental en cualquier proceso de pensamiento y haga depender de él, en mayor o menor medida, la ontología -el ser- de las cosas. Dentro de una definición por opuestos puede decirse también que el subjetivismo es lo contrario del objetivismo, si el objetivismo entiende que las cosas son externamente válidas o reales por sí mismas con independencia del observador o su experiencia el subjetivismo niega esto.

Realismo
El concepto de realismo permite identificar a la manera de contar, presentar, considerar o percibir lo que ocurre tal como sucede. A raíz de esto se puede decir que la postura realista tiene la particularidad de evitar exageraciones: sólo narra los acontecimientos concretos.
Por ejemplo: Miremos la situación con realismo: el paciente está grave, pero estamos trabajando para salvarlo” es una frase que hace referencia al estado de salud de una persona. Si consideramos que dicha gravedad es comprobable, expresiones como “No tiene nada, en unos días vuelve a casa” (minimiza la gravedad) o “Ya está perdido, no se puede hacer nada” (exagera la realidad) no son realistas.
Cabe resaltar que el realismo también identifica una doctrina filosófica que se caracteriza por resaltar la existencia objetiva de los conceptos de carácter universal. Desde la perspectiva de la filosofía moderna, el realismo constituye un saber basado en la idea de que los objetos que pueden percibirse a través de los sentidos poseen una existencia que resulta independiente respecto de ellos mismos.
En Gnoseología, y haciendo una afirmación acerca de la existencia trascendental del sujeto y el objeto, el realismo afirma que el objeto existe en la realidad y de manera independiente de la conciencia cognoscente, y es el objeto el que determina sus propiedades en el sujeto.
El realismo ingenuo es el realismo del sentido común o acrítico, el cual no conlleva ninguna reflexión crítica acerca del conocimiento, es aquella posición en la cual no existe ningún problema en el conocimiento, ni en la relación del sujeto y el objeto. Tampoco hace distinción alguna entre la percepción, como objeto de la conciencia —la imagen mental—, y el objeto percibido. Mantiene la creencia, con completa convicción, que las cosas son exactamente como las percibe. Ignora que las cosas no son dadas en sí mismas sino sólo como contenidos de la percepción. Identifica la imagen mental con los objetos y se precipita al atribuir a estos las propiedades de aquella.
El realismo natural distingue por separado el contenido de la percepción y el objeto, sin embargo afirma que los objetos corresponden exactamente a los contenidos de la percepción. Para el realismo natural resultaría una tontería suponer la idea de que la sangre no fuese roja o que la azúcar no fuese, realmente, dulce.
El realismo crítico afirma que no todas las propiedades presentes en el contenido de la percepción están en el objeto. Las propiedades percibidas del objeto pueden ser subjetivas —es decir dependen de la conciencia— y surgir como resultado de estímulos externos sobre los órganos de nuestros sentidos que son interpretados como reales por la misma conciencia, pero sin serlo. Adicionalmente, el realismo crítico afirma que el objeto puede poseer elementos causales por los cuales se explique la aparición de las propiedades en la percepción.

Idealismo
Idealismo proviene del griego idea, “forma” o “apariencia”; ismo = doctrina o pensamiento. Se llama idealismo a toda doctrina, y a veces simplemente a toda actitud, según lo cual se supone que deben dirigirse las acciones humanas, son los ideales realizables, el idealismo es un sistema filosófico que considera a la idea como el principio del ser y del conocer.
1.    Está la primacía del yo o de la conciencia como centro de toda experiencia .
2.    Reconoce la existencia de Dios como el fundamento último de todo lo real 
3.    Rechaza totalmente el materialismo y reduce toda la realidad a ideas percibidas por un espíritu. 
4.    Ve en Dios la causa última de nuestro conocimiento sensible.
5.    Sostiene que el hombre virtuoso es aquel que trasciende del mundo sensible para reconocer el mundo inmutable y eterno de la idea .
6.    La razón humana como el único instrumento para trascender del mundo sensible y lograr el verdadero conocimiento.
7.    De que todo saber filosófico debe partir del análisis de la interioridad del Yo.

La principal objeción al idealismo es que sólo admite lo que se existe en el mundo de las ideas, suelen admitirse los conceptos de política idealista y realista sin demasiada critica y de modo muy simple, como indicadores de posiciones absolutas que se valoran de modo diverso según la idea del hombre y del estado ya que lo utilizas.
En Gnoseología, y haciendo una afirmación acerca de la existencia trascendental del sujeto y el objeto, el idealismo afirma que el objeto no existe por sí mismo, independiente de la conciencia cognoscente y que por lo tanto sólo existen los objetos de la conciencia, como las imágenes mentales y los sentimientos, y los objetos ideales propios de la lógica y las matemáticas.
El idealismo subjetivo, también llamado idealismo psicológico, afirma que toda la realidad se encuentra encerrada en la conciencia del sujeto, que los objetos al dejar de ser percibidos dejan de existir.

Por ejemplo, “el vaso con agua en mis manos no es más que un conjunto de sensaciones visuales y táctiles”. “Un golpe sobre la mesa no prueba nada más que la capacidad de nuestra conciencia para procesar sensaciones táctiles y auditivas”.

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